La marea roja

Desde el boom de la inmigración, en el comercio -como en muchos otros escenarios-, hemos visto  costumbres y conductas diferentes a los que estábamos habituados.
Desde detrás del mostrador, los grupos foráneos con sus actitudes llaman la atención y obligan a modificar opiniones, en el comercio, -sobre todo en el ramo en el que yo trabajo- te relacionas,  interactúas con gente de todo tipo y de todas partes y con la atención personal llegas a conocer al cliente, primero integrado en un grupo étnico, luego con el tiempo y la frecuencia del trato, personalizas.

Como grupo, las más interesantes de observar sin duda, son las clientes que provienen de la Federación Rusa, y esta vez si me limito a ese país en concreto, porque son las de ese país dignas de ser estudiadas a la vez que como nuevo colectivo son las clientes más habituales.
En general son llamativas, muchas de ellas atractivas, educadas y discretas en su gran mayoría cuando vienen a comprar solas,  son directas, saben lo que quieren y si lo encuentran y si les convence no regatean el precio, no se complican ni me complican se lo compran sin más. Un gustazo de compradoras , vaya.
Les gusta la ropa interior sexy y bonita, son conscientes de su uso como arma de seducción y la emplean, rechazando abiertamente la costumbre de la española del abuso en ropa interior del color piel o visón. Ellas dicen :"Na vkus y na tsviet tavaritsa niet"( На вкус и на цвет товарищей нет) En gustos y colores no hay camaradas. O "Para gustos se hicieron los colores".
 A "mis" camaradas, tavarishi (товарищи),  a la hora de comprar las clasificaría como :



Acompañantes

Si vienen acompañando a alguna amiga, son igualmente directas, discretas y correctas, ágiles, no se eternizan ni se las ve indecisas, rara vez se piden consejo entre ellas y si lo hacen   como entre ellas hablan ruso no puedo decir si sus consejos de amigas, son de buena o mala fe, (entre mis paisanas muchísimas  veces he podido  presenciar, cómo “amigas bien intencionadas”,aprovechándose de la inseguridad de la cliente y por pura y evidente envidia, han desanimado a sus compañeras a comprarse alguna prenda que les quedaba perfecta,y es tan clara a veces la mala fe con que lo hacen que lo que sorprende es que la afectada no se dé cuenta.)



De compañía: 

Esta es una cuestión  muy llamativa. Hubo un tiempo -corto-en que se dio la moda de que venían  chicas en compañía de hombres, hacían una compra significativa que el caballero pagaba encantado y un par de días después aparecía la muchacha con casi toda la compra para que le reembolsáramos el dinero .


Entonces le explicábamos que es norma de nuestra tienda que por higiene las prendas de ropa intima no se descambian -incluso tenemos un cartel que lo advierte- ( y que curiosamente dice “…..las braguitas no se cambian por higiene”- cuando tenía que poner “no se descambian por higiene”, Ya que precisamente es por higiene que las braguitas debieran de cambiarse y con frecuencia!) 
Es posible que alguna de estas mujeres si se sintieran contrariadas, pero nunca tuvimos un problema o una mala reacción por parte de ninguna.


 Cuando son ellos los que pagan:

También se  dio el caso en una ocasión en la que el mismo señor que acompañaba a una joven rubia espectacular y a la que equipó sin ningún problema, haciendo una compra sustanciosa, unos días después vino con su familia (mujer y dos hijos) y se mostró bastante tacaño a la hora de vestir a su hija (que no era mucho menor que la rubia que lo acompañara) que iba a estudiar fuera a un colegio y necesitaba igualmente equiparse.
La madre hacía comentarios sobre las necesidades de la niña y el padre  solo accedió a lo que él consideró estrictamente necesario para su hija.
Incluso la niña en edad de no callarse le dijo a su padre:
-“Antes no me has querido comprar la chaqueta, que la necesito y ahora no puedo elegir lo que me gusta. Para eso no me compres nada!” A lo que el padre hizo como si oyera llover.

Este es sólo uno de los muchos ejemplos que evidencian  que es bastante común que los señores para su entretenimiento son mucho más esplendidos que para su familia.

Y no solo lo digo yo, también lo dice un estudio realizado por Ashleymadison.com.
Según esta fuente Flores, joyas, ropa exclusiva y viajes, entre otros son los regalos preferidos para agasajar a las amantes, en tanto para las esposas no solo gastan menos, sino que a su vez prefieren obsequiarles cosas útiles para el hogar y por lo tanto menos personales. Es decir que las sacrificadas esposas reciben artículos para el hogar (23%) o elementos tecnológicos (47%) o libros (17%).  
El 44% de los hombres que fueron encuestados dijeron que si tenían que regalar un diamante preferían hacerlo a su amante y no a su mujer. 
La muestra estuvo compuesta por 2000 hombres infieles. Allí demostraron que “ellos” gastan el triple en las “otras”. 
Los hombres españoles prefieren gastar su dinero en obsequios para sus amantes y no en sus esposas. Pero yo creo que es por puro corporativismo, para que también puedan disfrutar de su carisimos obsequios otros hombres, o que sus queridas presuman ante otros les satisface mucho mas que el que sus mujeres puedan presumir ante sus amigas.


http://www.diariopanorama.com/seccion/el-mundo_17/encuesta-de-internet-dice-que-los-infieles-dan-regalos-mas-caros-a-las-amantes_a_115612

Compañeras :

 Es más, los mismos hombres antes tan desprendidos, suelen ser menos generosos cuando la amante pasa de ser acompañante a compañera.
Así en estos años he visto formarse parejas (romperse otras) y ver su evolución. 
En un porcentaje muy alto suelen formar pareja al mismo tiempo que forman una nueva familia,  no es raro con el tiempo verlas embarazadas y después empujando un carrito con el recién nacido y con otro/a niño/a de más edad acompañándoles, hijos anteriores que suelen traerse a vivir con ellas de su país una vez ya están bien instaladas aquí.
Cuando vienen de compras con el padre de su hijo, lo que más me ha llamado la atención es que el procedimiento que usan todas para conseguir que les compren algo caro que les guste tiene un patrón casi único, sencillo y recurrente:
Entran para comprarse algo sencillo, económico, normalmente sujetadores y hacen ver como que les interesa las prendas de precio económico, luego cuando van a pasar al probador, invariablemente, me piden además que les deje para probarse de su talla “algo” que han visto en el escaparate, o que está expuesto dentro de la tienda y que saben a ciencia cierta que tiene que ser de precio mucho más alto del que aparentemente vienen a buscar. Se lo doy, pasan al probador y llaman a su pareja, para que ellos mismos elijan entre el austero y el lujoso, y claro no les lleva más de un minuto el conseguir que el caballero acabe pagando no ya sólo el sujetador, sino el conjunto completo con su tanguita correspondiente.

No sé si esa técnica de emboscada se la enseñan en su país o entre ellas, el caso es que es una coreografía de pasos calculados, precisos, hechos con una naturalidad tal, que si no fuera porque se repite cada vez idéntico patrón de conducta, nunca podría tacharse de artificio  el que usan estas mujeres con sus compañeros españoles.

Con acento ruso y técnicas y argucias absolutamente evidentes, estas sagaces mujeres han sido capaces de reinterpretar y renombrar aquellos vodeviles cinematográficos americanos de los años 50, desde “Los caballeros las prefieres rusas, a “Como casarse con un funcionario y han hecho una moderna y esteparia versión de  “Atrapa a un español .