Un
estudio de la firma Womensecret de febrero del 2009 así lo desvelaba. Esta conocida marca
de corsetería hizo una campaña publicitaria que se llamó "Descubre tu talla" y que arrancaba con la
pregunta...
"¿Sabes
que un 70 % de las mujeres desconoce su talla de sujetador?"
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Francesc Puertas Vidal |
Es
cierto que muchas, muchísimas mujeres desconocen su talla, con la ampliación de
la oferta y la generalización de las copas aún se sienten más
perdidas. También hay muchas mujeres que cuando llegan a conocer su talla
se aferran a ella cómo a un clavo ardiendo y da igual si engordan o adelgazan,
ellas siguen empeñadas en no cambiar de talla, es como si admitir que si pasan
a tener una talla más equivaliera a admitir que han dejado de ser las mismas o
algo así. No lo sé.

Hay
muchas clientas que se dejan aconsejar e informar, pero siempre las que “hacen
más ruido” son aquellas que tras probarse veinticinco sujetadores –y no exagero
nada- de la talla 95b, 95c, ninguno le queda como el estirajado que traen
puesto y que les resulta comodísimo aunque admiten “que no les sujeta nada” y
cuando le propones que se prueben una talla más o cuando al probarse uno que si
que le sienta bien, (porque le has pasado al probador el que estas segura de
que le va bien) "descubre" que se está probando una talla 100b y sale
espantada del probador porque “esa no
puede ser su talla”, "ella nunca ha usado una talla 100”
- ¡Qué horror! ¡Quita…quita! ¡Esa es la talla que usa mi
madre!
Ideas
por el estilo son un verdadero corsé
mental que impiden que esa mujer pueda llevar la talla y modelo que haría que
su pecho y su figura lucieran mejor.
Tampoco
es raro que cuando una cliente pasa por un momento de su vida en que su morfología
o su peso ha cambiado, (la menopausia ,tratamientos con
cortisona, etc.) si vuelven a su ser, vengan a quejarse del sujetador
que le vendiste "de una talla diferente a la que ella tiene" y que
enseguida se les quedó grande, pero no piensan lo mismo ni van a quejarse
de unos vaqueros o una camisa que tuvieron que comprarse dos tallas mayor de la
de siempre porque nada de su armario les valía. Parece que la talla del
sujetador es como la del pie: una vez dejas de crecer no cambia…
Tomar medidas:
La
mujer que ignora su talla siempre dice lo mismo, y da igual el volumen de
que hablemos ella siempre parte de la base de que debe de usar una talla
90...
Todas
hipotéticamente tenemos la talla 90, tal vez porque les suena el 90-60-90 que
hasta hace poco tiempo se tenían como las medidas de una mujer 10.
Ahora
hasta eso ha cambiado, esas dejaron de ser las medidas de la mujer perfecta.
Creo que como con casi todas las cosas la globalización ha llegado también a
los pechos –esto parece casi una metáfora-, a juzgar por la forma de pecho cada
vez más generalizada: el de los operados.
Este
añade un problema más al de las tallas, y las copas ahora también está el de
los gramos... o los centímetros cúbicos:
-
"… Antes tenía una
90 (¡¿¡...!?!) pero ahora me he puesto 375 cc… bueno no… en las dos…no, en esta
(señalándosela con la barbilla porque le resulta más próxima y cómoda que
señalársela con la mano) me han puesto una de 350cc porque la tenía más grande...
Y al
momento añadió:
-
… Tenía que haberme
puesto más, pero el cirujano no quiso. ¿Que talla crees que uso ahora?”
Las rodillas de mi abuela:

No
eran las primeras con la firme convicción de que la cantidad y forma de su pecho es directamente
proporcional al tamaño de sus rodillas y lo más curioso es que parecen todas
pertenecer a una secta, porque es esta una creencia tan arraigada desde
el tiempo de sus abuelas que no hay nadie que les pueda persuadir de lo
contrario. A ninguna. Jamás.
Yo ya
las dejo… imposible tratar de razonar con ellas. Ellas saben que esto es así y
no hay nada más que hablar.
Si
eso fuera cierto no quiero ni pensar el tamaño de las rodillas de Samantha Fox
o Sabrina Salerno, dos mujeres famosas por el tamaño de sus pechos anteriores a la silicona…
A ojo de buen cubero:

O si
no siempre pueden acudir a las odiosas comparaciones… y digo odiosas porque las
que suelen comparar sin ningún pudor (bueno si, al principio, el mío) son mis
pechos con los de la persona para la que va dirigido el regalo.
- Un poco más que usted…
O
bien...
- Un poco más alta que usted pero más o menos igual de grandes
(Lo de la altura siempre me resulta chocante).
O
bien...
- Mi mujer es más bajita pero más o menos las tiene como
usted...
Creí
que nunca me acostumbraría pero de todas las medidas y datos que manejan los
caballeros, esta fórmula -la de compararlas con las mías - ha resultado la más
efectiva. Con un porcentaje muy bajo de devoluciones de lo que compran por
haber equivocado la talla.

Esto también va
en beneficio para todas aquellas que, habiendo sido bien dotadas por la
naturaleza, no tenían manera de encontrar en un tallaje tan estandarizado, el
sujetador que les fuera bien y tenían que recurrir a sujetadores francamente
feos o arreglos de modistas (no siempre satisfactorios) en los modelos
que se encontraban en el mercado, teniéndose que comprar una talla
que les fuera bien de capacidad y reduciendo el contorno, o bien teniendo
que añadir una extensión al sujetador para ampliar el contorno.
La TALLA:
Es en
función del contorno es decir: 85-90-95...etc. Son los
centímetros que mide el perímetro del cuerpo justo por debajo del pecho.
La
COPA: Está en función del tamaño del busto, es la letra, es decir A, B, C, D etc. Corresponde al tamaño del pecho en sí. Se mide por encima del pecho.
Antaño
nos medían el pecho y andando: "tienes una 90" (¡Cómo no!).
Luego
al empezar a comercializarse las copas, y la talla todo se complicó.
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foto cortesía Francesc Puertas |