Tipos de clientes:"clientas íntimas"

Hay clientes que te tratan con excesiva familiaridad y creen que son íntimas tuyas porque conocen algo de tu vida privada -nada difícil en un barrio y una ciudad pequeña-. 
Es de ese tipo de personas generosas que se comportan como si al  comprar en tu tienda, con su merecido descuento obligatorio, te estuvieran haciendo un favor personal. Suelen “aterrizar” en los últimos días de las rebajas , y digo aterrizar, porque poco más o menos se consideran “como caídas del cielo”.
Esta mujer quería llevarse un par de conjuntos rebajados, pero a esas alturas de las rebajas ya no quedaba mucho.
Se probó varios modelos que literalmente “la volvían loca” y al salir del probador y comprobar que, efectivamente, de esos modelos de los que se había "encaprichado” no quedaban las braguitas, casi se desmaya del disgusto:
 -Pero…. ¡No me irás a decir que no-te-que-da-el-con-jun-to! ¡YO -tú lo sabes-, ¡sólo me llevo con-jun-tos! 
-Pues no queda de ninguno, lo siento. De ese sujetador azul, la braguita a juego que queda es una talla “S” (small, pequeña) y del negro y rosa solamente quedan tangas. 
-Que Grrrrrrabiaaaa! (Gruñó literalmente) A ver, enséñame las dos. 
-¡Esta es pequeña! (se refería a la que haría conjunto con "su" sujetador azul)
-Si, ya te digo…la talla “S”, es una 34-36 
-Ni de coña. 
-… 
-Y esta porquería... ¿qué es? (cogió la prenda como si de un klenex usado de origen desconocido se tratara). 
-Es un tanguita de hilo dental. Una monada...
-¡Una marranada! 
-No mujer, un tanga pequeñito, de los de la mínima expresión. 
-Una expresión muy burra es la que se me ocurre a mí.. ¡Yo no me imagino con esto puesto! (A mi tampoco me apetecía imaginármelo) 
-Pues si lo prefieres, al negro y rosa le puedes poner una braga negra de encaje que le vaya bien- Le digo mientras empiezo a buscarle una... 
Me paró en seco. 
 -¿Yoooo? ¡Parece mentira que a estas alturas no me conozcas…! 
Y blandiendo la mano tonta haciendo pequeños círculos al unísono con la cabeza,  en una coreografía perfectamente sincronizada hizo una solemne proclamación: (o eso me pareció) 
-¡Yo jamás! ¡JAAAMÁSSS! Me llevo nada que no sea conjunto. 
La mujer, que no se estaba quieta. Ahora"repasaba" uno de los sujetadores (creo que para buscarle alguna tara), ahora lo tiraba al mostrador, ahora miraba el otro, ahora la braguita, luego volvió a cargar sobre el tanga…
-Y “esto”…¿ que vale? 
-Pues mira, el tanga valía 15,40€ ahora sale a 7, 70€… 
Y tirándolo como si fuera tóxico y con cara de “mal huele”, me dijo como si me perdonara la vida : 
-Anda...pónmelo… 
-¿Y qué vas a hacer con el otro sujetador? 
-¿A ese qué le pasa? 
-Qué solo queda una braga de talla pequeña. 
-¡Ay por dios! ¡Pónmelo también…! 
-Mírala bien porque el sujetador sí puedo descambiartelo, pero ni la braga ni el tanga luego te los descambio ¿eh? 
-¿Y qué quieres que le haga? 
-Pues que si no estás convencida… 
-No, convencida no estoy para nada. 
-Chica, pues no te los lleves. 
-Deja, deja… si tengo que adelgazar… 
-Bueno, como quieras… 
Cuando estaba haciéndole la cuenta repasando con cuidado los correspondientes descuentos del 50% de cada una de las cuatro prendas, ni corta ni perezosa me soltó: 
 -A parte del descuento, ¡me tendrás que “hacer una gracia”…! 
A última hora de la última tarde de la semana, el cansancio hace mella y como si hubiera sido otra la que lo dijo, oí a alguien con mi voz que decía: 
-¡Pues como no quieras que te cuente un chiste!
Rápidamente trate de acallar aquella voz y suavizarlo: 
-Otra cosa no te puedo hacer…bueno si... cosquillas... 
-¡Uy no! ¡Que me ponen histérica!.