Ya de vuelta me he traído la maleta llena de buenos propósitos y
vacía de hostilidades, me puse las pilas y tras reorganizar y preparar la nueva
temporada, montar los nuevos escaparates y retirar los restos de las rebajas,
llamé a fabricantes y organicé el correo, las facturas, los pedidos que faltan
por recibir…en cuanto al público y las ventas el aterrizaje creía que iba a ser suave...
Las
ventas –como se preveía- flojas y pese a ello o “gracias” a ello, he
tardado dos días en reencontrarme de nuevo con mis Pitirritantes.
No sé si mi actitud más relajada ha servido de espejo o de escudo,
o que las vacaciones te suben las defensas y son una buena vacuna contra las
tensiones, el caso es que en las pocas ocasiones que después de volver he
tenido que poner a prueba mis habilidades, mi organismo estaba tan desacelerado
que no he llegado a afrontarlas. Mi mente en vez de estar despejada por el
supuesto descanso la noto espesa y desacelerada y he participado más como
espectadora de los dislates que como parte contratante de la primera
parte… como si estuviera todoa yo untada en vaselina de“a mi plin” han
resbalado por mí despropósitos y sin razones de las Pitirritantes que
esperaban ansiosas para reprocharme el “largo tiempo” que me he permitido
cerrar e irme de vacaciones.
Cómo si todas de pronto hubieran tenido justo en esos días una
necesidad imperiosa de venir a mi tienda, (fíjese que digo”necesidad de venir”
y no de comprar… (suspirito) menos mal que la experiencia me dicta que a la
larga me merece más la pena tomarme esas “larguísimas” vacaciones anuales de 15
días, que tener abierto mientras coinciden feria y fin de mes en el
bolsillo de potenciales compradoras.
Tengo una compañera que, dos calles más abajo –pero en el mismo
barrio- tiene otra tienda de mi mismo ramo, coexistimos desde hace 23 años, le
llevo 4 de ventaja, y nuestra amistad es otra de las rarezas de esta ciudad en
la que habitamos, estamos en estrecho contacto y nos ayudamos en lo
posible pese a que compartimos anécdotas clientas y algunos proveedores intentamos no pisarnos el
terreno, incluso hemos hecho cursos de escaparatismo, marketing, atención al cliente, etc y compras conjuntas para conseguir mejores precios o
ventajas.
Yo desde luego si he de morir lo haré con las botas puestas…
Pero no deja de ser una noticia dura que además de la preocupación nos hizo compartir a las dos un blíster de pastillas de valeriana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, deja tu comentario.