Las mujeres compran, compran de todo y
con frecuencia y aunque no se puede generalizar si hubiera que clasificarlas
por su actitud a la hora de comprar yo las dividiría en tres grandes
grupos:
Pocholas, Pititas y Pitirritantes.
Pocholas:
Jordi Labanda |
O correctas. Aquí englobaría a las más
normales, personas educadas, que se conducen de una manera normal, compren o
no, tengan un día más o menos inspirado o su estado de ánimo sea el que sea no
lo pagan con el dependiente de una tienda. Tratar con ellas es siempre
agradable y constituyen la gran mayoría de las compradoras.
Pititas:
Jordi Labanda |
Compradoras que saben lo que quieren -aunque
no exista-, y no pararán hasta encontrarlo y no repararán en ningunear -o al
menos intentarlo-, a la persona que les atienda, seguramente porque interpretan
que trata de interponerse en su camino, entre ellas y su objeto
perseguido.
Su actitud sin ser literalmente
descortés suele poner en tensión a quien la atiende y a quien la trata. Son
fáciles de reconocer porque suelen llevar colgada del brazo, una
bolsa de marca de alta gama (aunque no lleven nada dentro) dejando caer la mano
tonta, (si la palma mira hacia arriba aún es más recalcitrante). La
mayoría del tiempo su nariz apunta al techo y da la impresión de que
constantemente se muerde los mofletes por dentro.
Pitirritantes:
Aquí englobaría a todas
aquellas compradoras, independientemente del estrato social al que pertenezcan,
que padecen incontinencia verbal, una falta de prudencia continua
y creen estar exentas de ejercer la educación.
Su actitud no siempre es evidente así
que muchas veces te pillan por sorpresa con algún comentario
desagradable.
Suelen descargar
su frustración no sólo con quien les atiende sino con cualquiera que
se encuentre en su camino.
Se distingue por su cara de "mal
huele" y son capaces de amargarle a cualquiera el día más
hermoso.
Ejemplos prácticos:
Un principio cualquiera de temporada
primavera verano, acaban de llegar los nuevos artículos y la tienda luce
preciosa con todo el colorido estival, bikinis, bañadores y complementos,
vestidos con toda clase de estampados, pijamas, camisones y batas cuelgan de
los percheros en los que ya no cabe una percha más…
Actitud
de la compradora Pochola
- "¡Ya están aquí los bikinis! ¡Qué
bien! ¡Qué bonitos son todos y cuantos modelos! en cuanto pueda tengo que venir
a probármelos...."
Actitud
de la compradora
Pitita
- "¿Ya están aquí los bikinis?
Pero.... ¿están todos…? Oye... ¿tenéis uno blanco con lunares grandes azules
que tengan la braguita tipo brasileña con un volantito pequeño
y el sujetador que sea push-up?"
- No me suena.... ¿De qué marca es ese
que buscas?
- No se... De ninguna… ¡Es que me
apetece uno así...!
Actitud de la compradora Pitirritante
- "Ya has traído los bikinis? ¿Tan
pronto? ¡Anda que con el frío que hace....! ¿Y estos son todos...? (la percha a
reventar).... ¿no vas a traer más…? Jo, pues me parece que no voy a
encontrar ninguno....¿eh? ¡No veo nada que me llame la atención....! ya el
año pasado no di con ninguno y tengo en casa uno que te compré a ti hace cuatro
años que está nuevo porque creo que solo me lo he puesto una vez porque no me
gusta nada como me queda...." (Y te lo suelta así, de tirón, sin tomar
aire).
Admito que esta es una clasificación muy visceral, hecha sobre todo con el estómago.
Y es que por ejemplo, la cliente "Pitita" te cierra
el estómago, sin más.
pastillitas de amiplin |
La cliente "Pochola" en cambio, es la razón de ser del comercio. Es una mujer equilibrada, correcta, razonable, cuya atención y venta, -si se produce-, suele ocurrir de manera agradable y sin tropiezos, necesite el tiempo que necesite.
Hay que agradecer a los
dioses del Ocio y de los Negocios que son el grupo mayoritario.
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