Infieles


Resulta curioso, ante la falta de consumo y para festejar en estos tiempos la supervivencia comercial, se me ocurrió poner carteles y descuentos en la temporada de invierno, también para recordar en mi barrio los 27 años que llevo con ellos, he visto cerrar muchos comercios de todo tipo y cómo apenas dos calles más abajo se ha ido apagando el barrio hasta quedar reducido a  oscuros sooportales de cerrados locales intransitables.
27 años frente a los escasos dos meses que lleva abierta la nueva franquicia que se ha venido a posar en mi terreno justo en un momento donde lo inimaginable era que además de luchar con la crisis, el desempleo, la prima de riesgo, tuviéramos que luchar con la apertura de otra más de las tiendas de una franquicia famosa por tirar los precios, que hace más las veces de oulet, que de corsetería, pero que además está jugando sucio al vender no bajo cuerda y tapadillo otras de las marcas que nosotros trabajamos y no pertenecen a sus marcas franquiciadas, sino descaradamente exponiéndolas en la entrada y hasta en el escaparate los mismos modelos que días antes exhiben los míos. Parece que les gusta jugar sucio.

Pues bien, como quiera que durante todo el año mis clientas me piden con más o menos simpatía descuentos y rebajas, se me ocurrió poner unos precioso carteles en donde festejábamos nuestros 27 años en el barrio por lo que hacemos “descuentos a la fidelidad”.
Curioso....desde que tengo los carteles en los escaparates ya nadie me pide descuentos, como si no fuera con ellas la cosa. 
Ay….mis queridas infieles!

Una situación embarazosa


Hace poco entraron  dos clientas a la vez , parecía que venían juntas por las muchas similitudes, en la tienda conmigo estaba una de esas “visitas” que vienen a pasar el rato, que lo comentan todo que  no te dejan de hablar y de las que no puedes abstraerte ni distraerte, porque tienen la capacidad de acapararlo todo y yo todavía no he encontrado la manera de zafarme de ellas dentro de lo que sugiere la educación.
Ella en su tema y yo intentando concentrarme en atender a las dos jóvenes que parecían buscar casi lo mismo…pero no…

Las dos lucían sendas barrigas, una parecía venir buscando información de qué ponerse para que no se le descolgara la tripa ya que apenas estaba de cuatro meses y según sus propias palabras “se había volado”, en efecto, si aquella tripa estaba por llegar al meridiano de su feliz gestación, no estaba de más preocuparse por algún tipo de faja que le sirvieran de apoyo y refuerzo extra para los meses venideros, pero hablaba con franca despreocupación, muy divertida e ilusionada con los gemelos que iba a traer al mundo, hablaba de que en su familia “traer los niños a pares era normal”… y así se enfrascó con mi “visita” -que era abuela de gemelos- a contarse las “novelas gemelares” y a intercambiarse relatos familiares.
La otra andaba como mohína,  sin ilusión, quería una faja si, pero de las que se ponen después de dar a luz, para “que todo vuelva a su sitio”.
Yo le saqué las que suelo vender con más asiduidad y cómo todo refuerzo le parecía insuficiente, intenté averiguar la razón de tanta preocupación por “después” ya que aunque parecía estar en un estado avanzado de gestación, normalmente hasta que no tienen a sus hijos en el mundo y ven los estragos que en su cuerpo ha hecho el embarazo no suelen querer comprar con tanta antelación una faja post parto…
-¿Es tu primer hijo?
-no, el segundo…
Ahí metió baza mi visita:
-En el primero yo me quedé muy gorda, pero es que me descuidé y cogí 20 kilos (¡¡¡...!!!)
-Yo con el primero me quedé muy bien-dijo la joven- pero con este segundo…
-Bueno, aún tendrás que esperar para saberlo cuando lo tengas... ¿De cuánto tiempo estás?-dije yo…
- Hace cinco meses que lo tuve…
-Glup... (¡tierra trágame!)
Para rematarlo la visita aún va y le suelta:
-Pues si que te ha quedado barriga, si….
Yo traté de animarla diciéndole que con una buena faja se sentiría mucho más segura y que poco a poco... tal vez con cremas reafirmantes y ejercicio…
Entró la otra embarazada a estoque:
-Jo, si yo me quedo así me muero!
La otra pobre asentía con la cabeza y yo ya no sabía en donde meterme. 
Se llevó la faja y una nota con el nombre de una buena crema reafirmante que la de los gemelos ya se había comprado.
¡Sin duda en mi tienda se había producido una situación  embarazosa!

Tipo de clientes: la pensadora.

Las batas de casa dan mucho juego :


 del blog elrincondechelo
-Buenos días la puedo ayudar?
-Si... buscaba una bata…
-Y cómo la quiere?....
-La quiero: Larga…
-La quiero corta…
- La quiero con cremallera...
- La prefiero con botones…
- La busco cruzada...
- La quiero con cinturón..
- No me gusta que lleve cinturón.
-La quiero con cuello...
-El cuello me molesta…
- La quiero gorda...
- La quiero fina...
- No me gusta este tejido, la prefiero de guatiné.
-De  guatiné no que me hace muy gorda.
 -Me gusta lisa...
-Me gusta estampada...
-De color claro...
- Que sea de un color “sufrido”…

Haberlas las hay para todos los gustos y la verdad esque al ser una tienda especializada tenemos muchos modelos distintos como para satisfacer a un amplio abanico de clientes
Pero… tener una gran variedad de estilos, tallas y colores es  suficiente para vender?
-No.
Para muestra un botón:
A principio de temporada cuando todavía sólo se había recibido  parte de la colección de batas y pijamas para este otoño-invierno, vino una clienta , tipo Pitita* (of course) de las del bolso colgado en el codo y la mano tonta… la mano vuelta me pone en alerta:


Da una vuelta... mira las batas… se prueba dos o tres…
-Qué monas…
-Si, la verdad es que son preciosas…
Se mira y se remira en el espejo con cada una y cae en la cuenta de los pijamas…
-Que monos!!!  
-A que sí? Han venido cosas preciosas….! Me dirijo a la percha de los pijamas y le enseño los que hacen juego con las batas que ha escogido…( se prueba otra... y otra más....)
La clienta "Pitita"
- Ya.. pero yo lo que quiero es una bata… el pijama ya veremos…
- Muy bien…
- Son monas… pero tienes muy pocas…
( Se ha probado cinco)
-Vais a traer más?
- Si, ya lo creo! Esto sólo es el avance, de todas formas de las que te has probado la roja y la celeste te quedan preciosas ( es una chica joven)
-Ya… pero me gustaría ver más…

Esta semana regresó a ver si –efectivamente- había llegado más mercancía, Ya con toda la colección aquí pudo probarse de todos tipos.
-Cómo la prefieres?
- No llevo idea…que me guste…
Le empiezo a sacer modelos del estilo que ya se había probado anteriormente mientras se quita la gabardina.
-Azul no, que todas las tengo azules.
del blog elrincondechelo
-Con cremallera no que acaban rompiéndose y se quedan muy “tiesas”…
-Noooo… que va…! eso eran las de antes, hace tiemo que las cremalleras son estupendas… mira que cremallera mas suavita y más resistente a la vez…
- Pero no son un rollo?
- Yo particularmente las prefiero… cortas y con cremallera.
- Yo la quiero corta también pero no muy corta, más bien tres cuartos - dice mientras descuelga una muy bonita pero larga.
-Ah…pues esa es larga…
- No la hay más corta?
-No esa no...pero esta es como me  pides y además es muy gustosa...tocala…!
-Hummm…siiii…que cariñosa!!!
-Pero… roja?
-Es un rojo frambuesa muy bonito, además favorece un montón!
- Pues si queda muy bonita y la cremallera es lo que tu dices...parece muy cómoda!
- Y gustosa…!
Para no hacerlo muy largo ( o más largo) estuvo tres cuartos de hora de una bata a otra y al final descartamos media docena y se quedó con tres…tras probarse las que le gustaban varias veces eligió como finalistas dos azules y una roja –la roja, la misma de la primera vez-.
Una era larga y azul –le gustaba pese a que no era corta, así que dijo que si se la llevaba" la mandaría cortar"-.
 La otra llevaba cinturón –aunque ella dijo que se lo quitaría-y también era azul, aunque “un azul diferente” .
La otra era roja, bonita, “cariñosa”, estaba bien de precio y le quedaba de cine.

-Sabes? No sabría por cual decidirme, me lo voy a pensar.Lo que voy a hacer es consultarlo con la almohada y vuelvo otro día con las ideas más claras…

Entre la espada y la pared: Calimero.


Empezar la semana siempre es algo duro, sobre todo si en el fin de semana una ha conseguido desconectar.
Retomar las prisas, los “por haceres”, las preocupaciones, no puedo decir los problemas laborales porque por el momento el único y general problema es la falta de consumo, la falta de gente con predisposición a comprar, pero  y sin que sirva de consuelo, es un mal endémico, no se debe a que mi negocio haya caído en desgracia o en abandono, y aún consigo mantenerme pese a esta falta generalizada de “alegría en las ventas”.
 Los escaparates están recién puestos con los últimos modelos del otoño-invierno, con una mercancía preciosa que veo cómo hace pararse enfrente de ellos a la poca gente que se anima a salir y los admira y los examina y son capaces de retenerla unos minutos, algunas entran a preguntar y otras simplemente para decirme lo bonitas que son las prendas que exhibo, o lo original que han quedado los escaparates. 
La verdad es que  han quedado llamativos.

Los clientes no abundan pero lo que cada vez llevo peor son “las visitas”, no de gente agradable que viene a ver cómo estás o que hace tiempo que no pasa por aquí y viene a saludarte no,  esas siempre son bienvenidas y me alegran cualquier mañana por muy de lunes que sean o que parezcan.
Pero hay otras que vienen  a gastar su tiempo y desgastar el tuyo.
A las que yo llamo “las visitas” son a l@s  Calimer@s, porque me recuerdan aquel pollito triste y negruzco que siempre decía muy lastimosamente  “es una injusticia”.
Pues esta mañana ya tuve dos visitas casi seguidas del tipo Calimero:
La primera se trataba de un representante ya jubilado por el que siento un sincero aprecio, trabajamos juntos más de 25 años y la jubilación y la vejez anticipada le vino en un momento en el que por hastío y situación personal parecía iba a serle una bendición.
Aparte de su situación personal que es muy angustiosa, por culpa de una enfermedad de uno de los integrantes de su familia no inmediata y del que por su situación de desocupación se encarga casi en exclusiva y le está consumiendo.
Cada vez que viene a visitarme habla de su mala situación personal, según y como podría ser normal, nos apreciamos y  el que comparta conmigo su malestar es un síntoma de confianza, pero lo malo no es que me sobrecoja con su angustiosa situación familiar, porque me apeno por él -lógicamente-, lo peor es que inmediatamente después siempre tiene una conversación recurrente sobre lo mal que está la economía en general y el comercio en particular y “cómo no va a estarlo si la gente ya no gasta en cosas superfluas…”

-Yo mismo -me dice siempre-, si necesito unos calzoncillos voy al chino y me compro 6 por 3 €…

-Hombre Pepe…

- ¿Qué no? Mira estos pantalones en H&M por 8 euros, cogí y me compré dos uno azul marino y otro negro y esta camisa…bla..bla..bla…así claro la gente no se gasta nada en vestir, ahora vestir es barato…mas bla..bla..bla… y lo tuyo? Pues claro si es que no se ve, ¿para que se van a gastar más cuando nadie se lo va a ver…! Si en el chino por nada van servidas? Y sino con las bragas rotas!

El caso es que me suelta el mismo discurso cada vez con puntos y comas y noto como  mi energía se esfuma con cada visita suya y este lunes ya no pude más y me decidí a contestarle.

-Pepe, yo sigo aquí, y sigo porque todavía hay mucha gente que necesita o que procura vestirse bien, a lo mejor en vez de dos conjuntos se compran uno, pero les gusta que sea de calidad, que les siente bien y también hay gente que sigue cuidando a sus parejas y a su intimidad y si acaso “no lo enseñan” -como tú  dices -, saben la importancia de un buen sujetador para que la ropa les siente bien.

-Ya pero es que ahora van a las “intimismis” y se solucionan.

-Pepe, yo debo defender lo mío y me parece que tienes vista de túnel. Tu ya no tienes la necesidad de ir impecablemente vestido, pero cuando trabajabas y estabas enfrente del público tenías que ir bien y te gustaba, aprovechabas las rebajas de acuerdo, (siempre fue bastante ratilla) pero ibas bien y vestías bien.

-Si, pero te estoy diciendo que ahora te vistes bien por cuatro duros…

- No Pepe, ahora te tapas por cuatro duros, pero si quieres vestir un poco mejor te cuesta más. Eso es como la diferencia entre amueblar y decorar la casa.

Hay quien prefiere tener una camisa en condiciones (que no tienen por qué  ser una camisa carísima) a tener un trapo de 8 €, hay quien prefiere pagar más por un sujetador que le siente bien y le dure…

-Que si, pero que en los chinos los encuentras por 3€! Y están bien…!

-No Pepe, una chica o una señora que quiera un sujetador en condiciones que le haga un buen busto no se va a un chino…

-¡Si no se ve!

-(Y dale...!) a lo mejor si que lo enseñan! Pero aparte de eso es que si se notan!, se notan en esos pechos con cuatro bultos, en esos pechos ombligueros.¡Por Dios, si hasta la china de la frutería me compra a mí los sujetadores para una de sus hijas que tiene un pecho enorme!


No puedo con él. Me roba la energía, y justo cuando estaba empezando a pensar “para qué discutiré yo con este hombre...” da un bote y decide despedirse, poniendo fin a su –esta vez- breve visita. No tiene ganas de que le lleven la contraria…
Me ha venido bien darme cuenta de esto, porque justo en la puerta se ha cruzado con otra vecina que también me roba el tiempo y las energías contándome sus batallitas…sin dejarme tregua ha venido a desahogarse conmigo... pero esa es otra historia...una misma que llevo oyendo más de 25 años...


Prevención, concienciación.

Hoy es el día mundial del cáncer de mama.
 Según la Oms una de cada diez mujeres desarrollará cáncer de mama a lo largo de su vida. Mi madre fue una de sus victimas, se lo detectaron a la edad que tengo yo ahora y murió tres años después.
Hace 24 años no existían las campañas de prevención ni los tratamientos que existen hoy día. Sirva este post para concienciar a amigos y familiares de la necesidad de que las mujeres importantes de su vida, se hagan las revisiones pertinentes.
La detección precoz es la solución, pero aún muchas mujeres por miedo o dejadez no se hacen los controles.Yo misma estoy esperando el resultado de mi mamografía, al tener varios antecedentes en mi familia mis controles son anuales. Y  SI, cada año paso mucho miedo, pero no queda otra: La prevención, la concienciación.

http://www.lavanguardia.com/vida/20121019/54352701175/una-nueve-mujeres-cancer-mama-vida.html




NOTA DE PRENSA DE FECMA
La Federación Española de Cáncer de Mama presenta su Manifiesto 2012 con motivo del Día Internacional del Cáncer de Mama...

Llamada oculta

Bonita forma de empezar la mañana.
Suena el teléfono:
-¿Lencería y Corsetería dígame?
-Buenos días…
-Bueno días.
-Por favor ¿tienen ustedes sujetadores de encaje trasparente?
-Si ... ¿de qué tipo y de qué talla?
-De los que se transparenta el pezón...
-Si, sin relleno. ¿De que talla y qué copa busca?
- ¿Pero lo tienen en conjunto?

- Si claro, se vende en conjunto o por separado.
-¿Y de qué tipo es la parte de abajo?
-Pues cómo usted lo prefiera, puede ser tanga o puede ser braguita, o tipo brasileña…
-¿La brasileña cómo es?

- Pues es una braguita con la parte de atrás un poco más reducida que una braguita normal.
-¿ Y deja ver los cachetes? ¿Enteros?
-Bueno parte (depende del cachete- pensé) lo otro sería una tanga.
- ¿Y liguero a juego?
-Hay algunos que cuentan con liguero y otros que no, depende de la marca y depende del modelo.
-Y las medias las tienen también... (en el teléfono oigo que me llaman por la otra línea)
-Si, también tenemos medias.
Hasta aquí la conversación era bastante normal, esas preguntas o de forma parecida las contesto cada día, tanto a mujeres como a hombres.
Quien llamaba era un hombre, joven, educado en sus formas, me doy cuenta de que en el  teléfono pone "llamada oculta" casi al mismo tiempo que oigo por el teléfono:

-¿Y tú te lo podrías probar para mí....?

Cómo si me hubiera dado un calambre el auricular cuelgo.
Inmediatamente suena el teléfono.
Era Cristina, la dueña de la lencería dos calles más abajo, con la que hace dos décadas comparto clientas, proveedores, penas y alegrías. 
Me llama toda alterada porque un tio guarro le acaba de hacer una llamada idéntica a la mía...
Ella no se ha callado, cuando le ha dicho lo de “¿y tú te lo podrías probar para mí?” ella le ha contestado “¿y tú? ¿te podrías ir a la m…?”con todas las palabras. 
Hay que alterar mucho a Cristina para que diga algo así y la pobre estaba alterada,  mucho, cuando le digo que acababa de sucederme lo mismo a mí,  se tranquilizaun poco, debe  estar llamando a todas las lencerías. 


No es nada personal, digamos que es "profesional". Todas, las que trabajamos en esto en algún momento hemos sufrido algún tipo de acoso.
A mi hacía mucho tiempo que esto no me pasaba, hace años, muchos años, tuve un acosador que durante días estuvo llamándome cada día cuando no se podía saber quien llamaba o  si quien llamaba lo hacía bajo un teléfono oculto o no…hasta que conseguí que dejara de molestarme...
Pero esa... es otra historia…

De horrores y de olores.


Vengo conduciendo, observando las marquesinas de publicidad que jalonan todo el camino desde que entro en la ciudad hasta la tienda.  Todas están ocupadas por anuncios publicitarios de distintas marcas y distintos productos. Dejando aparte el horror explícito de los carteles de concienciación de  una ONG, y la cara espantosa de Nosferatu que anuncia la próxima visita del "circo de los horrores-manicomio" a  nuestra ciudad (y que cada vez que lo veo pienso que me parece una tontería pagar una entrada para ver horrores que puedes ver cualquier sábado en los pasillos de Carrefur  )
Pues por si fuera poco hay otro cartel de unas tiendas locales con la foto de un adolescente de pelo en punta que a mi me pone también los míos a la par, de tan poco agraciado que resulta el pobre chico, no soy la única que se pregunta sobre quién será su padrino o de quien será sobrino…

Luego está H&M  y su campaña de otoño que no se queda atrás en fealdad y en un kiosko enorme aparece una chica con cara de zombi (hasta las uñas las lleva pintadas de verde oliva) enfundada en un poco favorecedor conjunto de lycra rosa carne y al torcer la calle ya cerca de mi negocio me sonríe una cara que me invita a contagiarme del virus de la salud. Preciosa campaña, pero parece que los publicistas han querido  buscar todos a gente del montón…si, pero del montón de abajo!... muy abajo!.
Ya no nos hacen soñar, ya el glamour no vende, la globalización es estandarización…

La verdad es que miras en la calle y pocas son las caras bonitas que te sonríen, me miro en el espejo y pese a que tengo cara de salud, no es de las de hacer soñar a nadie (pero tampoco produzco pesadillas ¿eh?  y encima pasado el verano también me siento “globalizada”)
Con estos pensamientos he empezado yo el día, de acuerdo que no son los más propicios para tener un día maravilloso, pero no creo que mis pensamientos hayan tenido nada que ver con la higiene personal de mi primer cliente.

Hombre, con hiperhidrosis, cincuenta y muchos y muchos kilos también, por eso me imagino se ha apuntado al gimnasio desde donde venía derechito y sin pasar ni tan siquiera por la ducha, en chándal sudado ( probablemente de muchos días) ha entrado para pedirme que le vendiera una cinta o cordón para que no se le perdiera la llave de la taquilla del gimnasio. 

No soy mercería, no tengo nada parecido por lo que el hombre se ha marchado por donde ha venido rápidamente, pero ha dejado una estela de esencia reconcentrada a sudor rancio, que me he visto negra para eliminar.

 Me ha ayudado una vecina peluquera algo hippy que ha venido a invitarme a un café y  percatándose del rastro fétido que había dejado el hombre-acababa de marcharse-, me ha traído una varita de incienso que ella suele usar cuando hay levante y  el wc de su negocio huele regular.
La mañana ha trascurrido más o menos bien, con alusiones al “olor a quemado” de alguna cliente, pero nada significativo. 
A media mañana  estaba yo colocando artículos cuando oigo a una señora que hacía rato hablaba con alguien decir que mientras ese “alguien” iba a la farmacia ella entraría a la tienda para mirar…
Era una señora no tan mayor y no tan señora que me ha preguntado por dos o tres cosas de las que le estaba informando de buen grado cuando de pronto me dice:
-¿Tienes ambientador?
Yo pensando que la señora  se había  percatado de alguna nota residual del aroma del cliente deportista voy y le digo que si, pero que llevaba gastado casi el bote esa mañana…
Y me suelta con toda la naturalidad del que está en el baño de su casa:
-“Pues echa un poco que tengo mal la barriga”…

Yo aparte del olor, noto que primero se me va la sangre a los tobillos y luego me enciendo como una candelita de pura vergüenza ajena  que me da. Entre el cambio de color  aparece otra mujer en la puerta y la llama y esta sin decir más que “-Ya vendré”, me deja con aquello que era exacto a las consecuencias de una bomba fétida de las bromas de cuando niños. Y así con el estómago revuelto he acabado con el bote de Ambipur que precisamente había comprado el sábado en Carrefur.

Ya no he dado pié con bola en lo que quedaba de mañana yo creo que atontada e intoxicada por efluvios y emisiones humanas,  por el incienso y el ambientador. 

A la una y veinte minutos como es su costumbre ha llegado una clienta, una de mis Pititas más recalcitrantes, jubilada (lo digo porque siempre viene a ultima hora) madre de  otras dos Pititas y suegra de otra de mis Pitirritantes, acompañada de lo que parecía ser un mozo, que venía cargado con dos macetones hermosísimos y la señora me pide si por favor le puedo guardar las plantas que había comprado a un vendedor callejero ya que estábamos a punto de cerrar y a ella le venía muy mal acercarlas a  su casa (dos esquinas mas arriba) porque iba a comer con uno de sus hijos (probablemente el marido de su nuera Pitirritante)
¿Cómo negarse? Le he puesto un poco de cara de sorpresa, eso si ya que mi tienda es pequeña: apenas 19 metros cuadrados con columna en medio, un cuarto de baño y un  par de probadores, percheros y el mostrador y con sus plantas ahora parecía la selva amazónica…
Cuando le he pedido que por favor procurara estar a las cinco en punto para recoger las plantas, la señora un poco contrariada -y como si el favor me lo estuviera  haciendo ella a mi al dejarme ese par de macizos-, me ha asegurado que a ella le vendría mejor que abriera a las cuatro menos cuarto porque si no a las cinco a ella “le iba a resultar muy justo…”
He tenido que andar dándole explicaciones sobre donde vivo y lo  lejos que me encuentro para ir y venir con el tiempo justo para la comida y aún  así ha seguido insistiendo en que procurara estar un poquito antes que ella me iba a esperar en la puerta.
Cuando ya había cerrado y justo al volverme me encuentro con el mozo con otras dos macetas de ibiscus anaranjados y me ha dicho que la Señora Daisy había dicho que las guardara junto a las otras.
Ni a sentarme me ha dado tiempo, porque me ha dado por pensar que si las macetas venían regadas lo mismo me estropeaban el parquet así que a las  cinco menos diez estaba yo abriendo la tienda y poniendo unos plásticos bajo los tiestos.
Veinte minutos más tarde ha venido la señora acompañada de otra mujer y cada una ha cargado con dos de las cuatro macetas dejándome un reguero de hojas que por supuesto he tenido que barrer yo…Y lo peor de todo es que me ha dado la sensación de que por alguna razón que no llego a comprender la molesta era ella!

Mala baba




Después de un septiembre negro donde las ventas aflojaron hasta la desesperación, empezamos hoy estrenando el mes de octubre, estrenando la semana y estrenando competencia.

Ahora somos más para compartir la tarta que cada vez se va quedando más pequeña, ha habido otras tiendas  de lencería y corsetería que se han ido abriendo y cerrando en este barrio, con todas hemos tenido que sufrir idéntico proceso: la apertura y revolución en el barrio, la pugna por usurparme las marcas que  trabajaba y después cuando el tedio o las deudas han acabado por decepcionarlas, hemos tenido que aguantar estoicamente los meses de liquidación y las ofertas , hasta que por fin han terminado de cerrar.
La diferencia entre las que ya se han ido y esta que está hoy de inauguración, es que han tratado de desbancarnos por la retaguardia, con armas sutiles o no tanto pero nunca ha sido una confrontación abierta. 

También las otras eran novatas o más jóvenes o más “mariquilla la fantástica” creyendo que de un par de codazos o de soplidos mi pequeña tienda, sería fácilmente derribada.
Tantas veces ha venido amenazador el lobo, que nadie se toma enserio una amenaza más.
Yo sí, porque el enemigo es poderoso, sabe y conoce el negocio y es una franquicia de marcas muy conocidas, porque tiene tiendas también en otras provincias que le avalan, en nuestra ciudad ya tiene otra- y porque yo se que esta vez han venido a por mí justo cuando el momento es más crítico, cuando tanto tiempo llevamos aguantando ya, cuando tantas  tiendas han acabado por cerrar.

Hoy ha abierto en mi barrio y en su escaparate ha enarbolado lavandera del pirata, cómo si no puedo interpretar el que en su escaparate principal, el primero y más importante, haya escogido para atraer a la clientela el mismo conjunto de pijama y bata que tenía puesto yo: Poca clase y mala baba.
La reacción no se ha hecho esperar: ya han venido a comparar precios, sólo le deseo que todas mis Pitirritantes  la visiten con la misma asiduidad con que me visitan a mi, Las Pititas se que sí, -ellas son así-y en cuanto a las Pocholas…tengo que aceptar que en lo comercialhace tiempo otros muchos valores pesan más que la fidelidad , va en preferencias y... ojalá me prefieran a mí. 
Y digo a mí porque la ropa íntima, va de intimidad y no puede venderla cualquiera, 28 años de intimidades, de sostenes y secretos, son muchos sostenes y muchos secretos. 
Esto no es como despachar pan.
Pero bueno, empieza el mes, empieza la semana y empieza una nueva etapa. Ya estamos metidas en harina!


Para un alivio fraterno



Uno de los principales reclamos publicitarios de las tiendas de corsetería son los carteles, siempre están presentes en nuestros escaparates o en alguna de paredes de la tienda, algunos son geniales, otros muy vistosos, los más muy sugerentes, sobre todo desde que la modelo Bar Refaelli hace las campañas de Passionatta.


Cuando la modelo firmó con Passionata la primer campaña publicitaria consistió  en poner en letras enormes pegadas al cristal del escaparate principal el nombre de la modelo :”Bar Refaeli by Passionata” (hubo quien me preguntó si servíamos copas) y un cartel enorme y precioso con la modelo luciendo un precioso conjunto de la firma. Muchas chicas adolescentes en su mayoría, me preguntaron y me siguen preguntando sobre los posters, no sólo de esa firma sino de otras muchas cuyos carteles  son impresionantes con fotos de chicas maravillosas. También algunos chicos me los piden con más o menos descaro.


No es de extrañar pero no tengo por costumbre darlos, porque muchas veces se los paso a compañeras que no tienen la publicidad o que los necesitan para alguna campaña y entonces es su escaparatista el que me los pide y los utiliza.


Lo que si que está fuera de lo normal es que venga una mujer ya madura a pedirme catálogos o posters para "su hermano que sufre de  esquizofrenia y  los usa para “aliviarse”...¡¡¿¿...??!!

Cuando reaccioné puse mi cara de poker y le dije que no podía dárselos con la misma excusa que les doy a los chavales y se fue, dejándome revuelto el cuerpo.

¿Realmente era necesario compartir esa información?


Esta señora ya estaba “fichada” en mi anecdotario por una conversación de hace algún tiempo en la que toda orgullosa, me contó -mientras la atendía a ella y a otra señora que venía con dos niños vestidos con el chándal del colegio próximo a mi negocio- que su cuñado era el profesor de gimnasia de ese colegio y que era un deportista y un profesor buenísimo, que desde pequeño ya el médico de su pueblo le dijo que tenía “pie de atleta…”


A veces parece que más que el cuaderno de bitácora de un negocio estoy escribiendo un guión para una película de Pedro Almodóvar ...


 Pero es que ni de lejos podría tener yo imaginación para inventar tantas y semejantes historias, la realidad supera con creces a la ficción y estas son mis experiencias. Muchas de ellas son increíbles, ya lo sé, pero me limito a contarlas como escritura terapéutica. 

Entre la espada y la pared


Voy  abrir una nueva sección, la voy a llamar “entre la espada y la pared” y en ella voy a relatar alguna de las situaciones que de forma desgraciadamente recurrente tenemos que digerir  los que trabajamos detrás de un mostrador.
Tratará del tiempo que sin remedio nos roban personas que con sus visitas secuestran nuestro tiempo y nuestra energía, una vez y otra vez, contando la misma historia, el mismo fragmento del triste capitulo de una vida amarga que se empeñan en repasar conmigo como testigo forzoso, una  vez tras otra narrando palabra por palabra, sin añadir ni un punto ni una coma, gente que se niega a pasar página releyendo una y otra vez un capitulo de sus vidas, día tras día y siguen exactamente en el mismo punto, un punto concéntrico que les hace hundirse más y más en su infeliz vida como la espiral de un taladro que las apuntala más y más  en su desdicha, sin permitirle evolucionar.





Personas a las que obligatoriamente tantos ratos he dedicado, pensando al principio y con resignación más tarde, que desempeñaba una suerte de bien comunitario ya que nadie, ni sus propias familias les escucha, que nadie les presta ni un poco de atención que todo el mundo les evita, pero a mi me pillan sin escapatoria posible  en esta consulta psiquiátrica  gratuita  en la que transforman sin permiso el espacio dedicado a  mi negocio,  me arrinconan sin remedio y confiscan mi tiempo exprimiendo mis nervios y mi paciencia.




Antes creía sinceramente que podría ayudarles, pero ahora me he dado cuenta de que no, no les ayuda ni les sirve para nada la escucha activa, porque esas personas que tanto necesitan ser oídas, no oyen ni escuchan, no les importa lo que alguien pueda aportar para tratar de ayudarlas, sino que los utilizan como recipiente donde verter sus rencores  y sus miserias humanas. Así siento que me usan sin compasión para compadecerse a sí mismas y sentir que al menos alguien las compadece, pero sus insanos monólogos acaban por robarme la energía, secuestran mi tiempo y me someten a un suplicio del que sólo podría escapar cortando por lo sano y sin piedad. Algo que no va con mi  forma de ser, de momento.     



El lunes empecé la semana con nada menos que tres de estos personajes. De pronto parecía que todos los astros se habían alineado apuntando a mi tienda para concentrar  allí, primero a dos de las “visitas” que temo más y por la tarde a última hora y como fin de fiesta a una tercera. Esta última aunque igualmente vino a aligerar su pesadumbre sobre mí, contándome sus problemas,  a diferencia  de las dos visitas matutinas, esta dialoga, busca soluciones y comparte no sólo sus tremendos problemas sino también sus logros y –pequeñas alegrías o avances-. Es una mujer sin suerte pero peleona con la vida y aunque siempre se le presenta en su camino algún colosal obstáculo la ves avanzar, pelear intentar solucionarlo.            



No siento que nuestras “sesiones” sean algo insustancial.
A diferencia de las otras “visitas” que vez tras vez, incluso año tras año, siguen en el mismo punto infectado de sus vidas que parece que ni siquiera la Vida –que a veces concede drásticas soluciones- tuviera a esta gente en cuenta. Es como si la propia Vida las tuviera castigadas en un rincón, arrinconadas, como ellas  arrinconan.  


Vale, todos necesitamos desahogarnos y yo la primera, por eso escribo, por eso este blog, para contar lo que me agobia y también las anécdotas divertidas, curiosas y hasta las ridículas para reírme de mi misma si hiciera falta o para lloriquear, al compartir esas anécdotas y los sentimientos que me producen al volcarlos aquí, escritos de esta forma es escritura terapéutica para mí. La diferencia es que a tí   que estás leyendo mis quejas no te pongo entre la espada y la pared, tú tienes la libertad de leer lo que escribo o no y el tiempo que me dedicas me lo regalas porque sí y te doy las gracias.