Rebajas de verano 1ªparte : Aquellas Rebajas.


Dos veces al año -en fechas cada vez más tempranas- en todos los telediarios dan la primicia: 
-“¡Mañana comienzan las Rebajas!”
 Ajenos a la realidad suelen tratar el tema más o menos como si fuera el maná de “los señores comerciantes que ya se frotan las manos...”, “.....en las próximas rebajas se calcula que ganarán una nosequeburrada de miles de millones de euros”…





Y  yo "señora comerciante", un verano más veo reducirse mis  ganancias un 20% antes de que mis clientas ni siquiera hayan pensado en ir a la playa,  cuando apenas ha empezando a venderse la temporada de verano. Para más inri con el tema de la crisis cada vez encargamos bikinis y bañadores de precios más ajustados, y la mejor relación calidad precio que podamos encontrar con cada vez más escuetos márgenes de ganancia, apenas un pequeño renglón para el baño de marca, "el caro" el que si cifra (años atrás el pequeño renglón era el de bañador más económico) pero el público manda...







Desde 1985 mi tienda suele ser la primera en esta ciudad en montar los  escaparates de baño, un avance que hasta hace unos pocos veranos mis clientas agradecían encantadas y a últimos de febrero aunque cayeran chuzos de punta mis Pocholas (las clientas agradables, afortunadamente la mayoría de ellas)   hacían alegre y pacientemente cola en el probador para conseguir un trocito de vacaciones adelantadas en esa compra ilusionante que era la del traje de baño y que parecía prometerles un exótico verano de lujo y aventuras.
Muchas me pedían que las llamara en cuanto vinieran los primeros modelos para poder elegir en exclusiva (no importaba el precio) y ser las primeras en adquirir esa prenda por la que empezaban a suspirar de nuevo apenas tenían que volver a la manga larga… 
De octubre a marzo se contentaban con recordar unas siempre demasiado cortas vacaciones y a partir de marzo y abril se ilusionaban con el ya próximo verano, mientras su flamante nuevo bikini  esperaba recién comprado para ser estrenado en un lugar preferente de su armario.

Entonces cada oleada de nueva mercancía era detectada por las clientes menos impulsivas y las Pititas (las clientas tiquismiquis) que atentas a las novedades y a la moda  oteaban la inminente llegada del buen tiempo y esperaban atentas a encontrar el modelo apetecido.
El clima -acompañara o no-, era algo circunstancial a las ventas y todos sabíamos que antes o después el sol llegaría a nuestra piel y nos pillaría bien preparadas para recibirlo.



Las Rebajas eran para las Pocholas una excusa para seguir comprando, eran un rito social "ir de rebajas", las familias salían juntas por las rebajas, las amigas quedaban o se encontraban en las rebajas, era como salir de caza y llenar de prendas de fondo de armario un armario sin fondo.


También -aunque menos divertidas- servían para las rezagadas, para las que no querían enfrentarse al espejo, para las que nunca encontraban nada que les gustase o nunca se gustaban con nada, para las que no esperaban ir a ningún sitio o estaban demasiado aburridas de ir siempre al apartamento de la playa con los suegros y una tía soltera, siempre lo mismo, esa inercia tal vez contagiada por ese ineludible personaje siempre con su bañador negro luto con sobrefalda y con la suegra cuyas manos parecían terminar en agujas de punto de ganchillo, siempre inmersa en una labor: una colcha de tapetes desde hace 15 años inconclusa. Un verano "familiar" con los niños dispersos  a su aire, con el suegro y el marido frente al televisor, dos momentos del mismo anodino individuo. 
A esta cliente lo mismo le daba comprarse el bañador el día antes de cerrar la maleta que pasar con el del año pasado, si total ni siquiera bajaban a la playa, todo el día limpiando el apartamento y haciendo de comer...

Las Rebajas de verano por pura lógica eran a  finales de agosto y servían a los comerciantes para rematar la temporada, pudiendo hacer finiquito de existencias y del otro lado del mostrador para quienes se encontraban desplazadas y habían olvidado en su ciudad de origen el bikini y para las que estaban devuelta de las vacaciones poder renovar el armario y la ilusión al adquirir esa segunda –o tercera- prenda que quedaba casi intacta para el año siguiente y que podían estrenar con un poco de suerte en alguna fugaz escapada de fin de semana que les alargara el moreno y la ilusión de seguir de vacaciones.



Que viene el lobo…(2ª parte)




Hace unos años empezamos a notar que algo no funcionaba, estaba en el ambiente pero aunque sabíamos que algo no iba bien nadie quería creerlo….(Continuará...)