Adiós síndrome postvacacional

Tras las vacaciones de verano, la vuelta a casa  coincide con el regreso al trabajo porque son tan cortas que  solemos apurarlas al máximo.
Lo que más me cuesta de todo  –si ignoramos las dos toneladas de ropa por lavar y planchar- es  el reencuentro con mis Pititas y Pitirritantes.
Con las otras clientes, las Pocholas, da gusto reencontrarse, ellas como siempre, encantadoras, me hacen saber que han notado mi ausencia, pero te lo dicen  de un modo que casi te hace sentir que tu labor es importante. Si en algún momento dicen haberme necesitado,  han esperado a mi regreso para comprar lo que en su momento quisieron adquirir pero se encontraron con el cartel de “cerrado por vacaciones”. Son un amor, por ellas da gusto volver y ellas le dan sentido a este trabajo mío cada día más exento de gestos amables.

También me encuentro con aquellas que han visto  también el cartel explicando que he cerrado durante 10 días y vienen a “echarme en cara” a su manera más o menos particular el que me haya tomado esos días:

-Vaya eh??? ¡Ya era hora! ¡Menudas vacaciones!¡Y luego os quejáis de que hay crisis….!
O...
-¡Pero qué buena vida te pegas! (juro que no sé en qué se basa esta señora para decir tal cosa…) ¿Ya has vuelto? ¿Cuánto has cerrado…? ¿todo el mes?
-No, que va…sólo diez días...
-¡Diez días! ¡Vaya!, No te quejaras, eh?…
O también...
-¿Has estado de vacaciones? ¡Di que sí!…¡Que tu también “tienes derecho”…!
-....

Hace casi 30 años que durante los primeros días después del regreso, se van sucediendo frases como estas, da lo mismo que cierre una semana o quince días, a cada vuelta de vacaciones, he de pasar por ello. 
He de admitir que al principio, por joven y por exceso de celo, lograban hacerme sentir hasta un poco culpable, pero con el tiempo me he dado cuenta de que en realidad no es nada personal, ya que lo mismo con lo que capeo yo, capean todas mis colegas, las mismas frases, los mismos tonos de voz como de reproche, resuenan cada septiembre en las paredes de muchos reabiertos comercios dentro y fuera de la frontera de nuestro barrio.


Lo que más me sorprende es que muchas de las que  "echan en cara” que un comercio" se permita" el cerrar unos días para descansar, tienen muchísimas más vacaciones que las que pueda permitirme yo o cualquiera de los comerciantes de mi zona. Algunas de ellas ya han venido a comentarme las “regañinas” estoicamente soportadas a las Pitirritantes que solemos compartir y cuyo repertorio parece ser el mismo para todas las que hemos osado irnos de vacaciones, sobre todo este año en el que se suponía que la crisis nos iba a obligar a estar al pié del mostrador a 40º centígrados, entrara público o no, se vendiera o no…
La de este año, la arenga más peculiar, con diferencia, se produjo el primer día, lunes, apenas una hora después de abrir,  cuando aún no tenía siquiera la sensación de haber aterrizado:
(Sin tan siquiera un buenos días, así...a saco...)

-¡Llevo quince días viniendo todos los días a ver si abrías!
-Mujer si sólo he estado cerrada diez días, la mitad era feria y en el cartel ponía que regresaba el día 1…
 -Ya, pero era por si venías antes…(¿¿¡¡…!!??) Es que  le he visto a mi prima una batita playera muy mona con la hombrera ancha para tapar el pedazo de tirante que llevan los sujetadores que te compro,-la señora tiene mucho pecho y le gustan así-, la "bata" que te digo era como de rayas roja, blanca y azul,  y estaba pendiente para ver si te quedaba alguna que no me la fueras a vender…¿sabes la que te digo?
-Sí, se la playera que me dice,  pero esa no llegó a las rebajas, se agotaron antes…
-¿Ves? ¡Sabía yo que me la venderías! tenía que haber madrugado más…

No, no te has saltado ningún renglón en el dialogo, ni yo me he comido ningún párrafo al transcribir literalmente la conversación. Hay veces que en semejantes situaciones (o en situaciones semejantes) pareciera como si entre la cliente y yo hubiera “mala cobertura” o algún campo magnético  atrapara parte de la conversación  produciéndose  argumentaciones paralelas que acaban pareciendo casi un diálogo de besugos…y sin casi.

-Lo que yo quiero decir es que esas batas se vendieron mucho antes de irme siquiera de vacaciones, antes incluso de empezar las rebajas allá por el mes de julio…
-Yo se la vi a mi prima en un viaje que hicimos hace poco a Canarias y me dijo que se la había comprado aquí…
-Si, seguro, pero antes de las rebajas…
-Por eso yo he venido estos días a ver si te daba por abrir…
(Opto  por callar)
-…Pero no. Se ve que te han ido muy bien las vacaciones y que no tenéis necesidad de vender ¡Tanto que os quejáis!

Algunas clientes, por su actitud y por sus comentarios, parecen no haber disfrutado de vacaciones, o tal vez son ellas las que sufren de síndrome postvacacional...
Pero... pensándolo bien... encontrarme a mis Pitirritantes contrariadas e importunadas con mi cierre por vacaciones es mucho mejor que el que no se hubieran dado cuenta de que la tienda había estado cerrada…(¡Hay que ejercitar el pensamiento positivo!)