Rebajas y preliminares

A falta de diez días para las rebajas y habiendo ya cobrado (los afortunados que la tengan) la tan ansiada paga extraordinaria, el flujo de clientes de todas las mixturas y surtidos empieza a aumentar: Pocholas,Pititas,Pitirritantes, por igual con ganas de comprar pero sin ganas de gastar se pasean por tiendas y escaparates haciendo inventario, catalogando mercancía y fichando aquello que desean para su armario, las mas ansiosas dinero en mano no pueden arriesgarse a perder aquella prenda o artículo de necesidad o capricho y corren a las tiendas a adquirirlo…con reservas.

-Buenos días,Vengo a por mi bikini
-Buenos días! Digame, cúal es? (lo digo para buscarle la talla)
-Pues es que aún no estoy segura porque me gustan varios…
-Me gusta este estampado…pero azul es el que tengo del año pasado…
-También este de cuadros pero tengo otro con la misma forma…Este de aro me encanta pero lo quiero sin tanto relleno...Este no me gusta la braga…Y de lunares no, que me veo muy folclórica…

-Y liso? Tal vez con algún toque de color…la braga ya veo que no la quieres pequeña… la forma de sujetador…?
-Me da igual!Quiero uno que me quede bien!
-Bueno, con tu talla eso va a ser muy fácil…
-Dime cuál quieres probarte?
-Todos esos que te he dicho… El estampado también….
-Te lo saco enrojo? Si ya tienes uno azul….
-A ver cómo es el rojo?
-Es este...es precioso..
-Uy, no, quita quita… que es” rojo rojo”
-Pues si…
-En azul mismo. Dame el de cuadros…aunque parece una servilleta...y el del relleno ese tan psotizo, ese liso sosote que me has enseñado..y alguno más “de tu cosecha”? (se podría pensar que no le gusta ninguno...)
-Cómo bonito y que queda de maravilla, este de cuadritos vichy  pequeñito…
-Otro azul?
-También lo tenemos en rojo, verde y negro…
-No, si es que a mi me tiran los azules…


(Parece que tiene ganas de comprar,  así que no me puedo limitar a dárselos todo azules porque me limitaría las posibilidades de  que se lleva más de uno…)
Como si me leyera el pensamiento me dice mientras me sigue al probador:

-Mi marido me dice que soy una manirrota y una compradora compulsiva, que tendría que esperarme a las rebajas, que total faltan dos días, pero luego vengo y de mi talla no quedan los que me gustan…

Lo que dice esta Pitita es cierto, normalmente las tallas que primero se venden son las muy muy grandes y complicadas y las pequeñas, tallas 38 y 40, porque son las dos franjas de clientas que no “tienen que esperar” a adelgazar, las unas porque o bien no es un problema de sobrepeso si no de copas (tallas especiales de sujetador o necesidades especiales por estar mastemizadas o tener alguna cicatriz ) o bien porque ya se han resignado a la morfología de su cuerpo, son conscientes  de su peso y saben que si quieren escoger entre los modelos más originales no pueden dejarlo para última hora, y las otras las de las tallas pequeñas porque por estar delgadas no han de hacer dieta, todo les queda bien y no han de posponer el enfrentamiento con el espejo...
Tengo que admitir que este año sí que van a quedar bastantes modelos para rebajas, la coyuntura actual del pais y el mál tiempo reinante ha retrasado mucho las ventas y el verano…A no ser que en estos diez días empiece animarse la cosa…

Mientras tengo otras dos chicas esperando probadores, mi Pitita comienza su periplo de bikini en bikini cambiándose y saliendo a pedirnos a todas opinión… Al séptimo bikini  una de las chicas opta por volver en otro momento, otra cliente fija se ha llevado unos cuantos bañadores a probar a casa y  la cliente que espera que la Pitita termine, empieza a lanzar pequeños suspiros de impaciencia que van in crescendo…
De los nueve que se prueba, tres son los elegidos por consenso y unanimidad, así que tras volver a probarse los tres sale por fin del probador…
-Si es que no puede ser…¡Me encantan los tres!

-Eso es estupendo!(Le digo yo animada)
-Que bien…oigo mascullar entre dientes a la pobre y paciente cliente que  hacía cola mientras se dirige al por fin liberado probador.
-Si…no tan estupendo... solo pienso llevarme uno... Pero ahora no sé por cual decidirme!
Pongo en exposición los tres modelos encima del probador:

-Los tres te quedan  muy bien:Este es muy elegante, este te queda espectacular….
-Si el de cuadros me encanta!
-Y este es muy original
-Sólo me voy a llevar uno...pero…¿Cual?
La verdad es que últimamente, cuando se dan situaciones como esta, empiezo a temer que acabe por no llevarse ninguno…
-Pues ya depende de lo que prefieras…elijas el que elijas será una buena elección…
-A ti cual te gusta más?
-A mi me gusta mucho como te  queda el de cuadros…
-Claro, el más caro…
-No, el más caro y con diferencia es este (el "elegante")…
Jo, es que este de lunares también me gusta….
Pues vamos a descartar:…
-Venga pues este... –el de lunares- eliminado!. Ahora tengo que decidirme  entre el morado de la hebilla grande-el elegante-, y el de cuadros (que le quedaba espectacular)
-¿En cuanto me lo vas a dejar?
-No tienen rebaja…
-Venga ya! Si las rebajas están ahí…
-No, aún quedan diez dias…
Pues eso a ti que más te da si luego voy a venir y me lo voy a llevar en rebajas…
-Bueno, si tienes la suerte de que siga estando…
-Pues tu me lo guardas…
-Eso no puede ser…aún quedan diez días en los que se puede vender a su precio…
Pero hace rato que no me escucha…
-Mira... me voy a llevar… el de cuadros! en diez días vengo a por el otro... tu escóndelo por ahí y si alguien se lo prueba dile que le queda horrible y ya está….
Ahora soy yo la que no la escucho (o al menos hago como si no la escuchara, porque si tuviera que responderle …)
-Vale y ahora ha llegado la hora de la verdad… ¿En cuanto me lo vas a dejar?
- Lo siento pero no tiene rebaja…
Al menos me harás un veinte!


(Y yo me pregunto...¿De qué conozco yo a esta chica para tener que hacerle rebaja?)
Hay veces que la venta de un artículo se produce de manera fluida y agradable y entonces puede que hacer un pequeño descuento entre a formar parte de esa transacción amable que es el comercio, pero cuando la venta se convierte en un tira y afloja más parecido a un mercadeo, lo mejor es mantenerse en el sitio de donde el contrincante trata de descolocarte.
-No, lo siento…para eso tendrás que esperar a ver si queda para las rebajas.
-Bueno, venga... va… ya me lo harás en el otro! Pero escóndelo, eh?



Robos, hurtos y devoluciones.2ª parte

Hurtos y devoluciones


Que los comercios grandes y pequeños somos objetos de hurtos no es nada nuevo. Todos,  seamos clientes, dependientes o empresarios reconocemos las intenciones cuando algunas personas   entran a tropel en una tienda y mientras una trata de entretener al dependiente las otras  sustraen todo lo que pueden , todo lo que les de tiempo y el espacio…

Estos grupos amenazadores se los ve venir de lejos y aunque nos pone en guardia, la manera de evitar que nos den el día es hacer de cortafuegos, mi manera es salirles al encuentro y a todo lo que me pidan les digo con muchísima educación pero de manera contundente “de eso no tenemos”  y si te preguntan un precio de algo con lo que pretenden alejarte de su lado, te lo inventas al alza si no te lo sabes o les dices que no tenemos de su talla o lo que sea que les haga ver claramente que se a lo que vienen y se han equivocado de sitio. Normalmente se dan la vuelta y se van sin más, si llevan niños procuras que no entren y les dices “coge a ese niño, por favor” en  tono enérgico, les haces de barrera y no intentan traspasar esa barrera, porque no saben hasta que punto eres capaz de enfrentarte a ellas si les presentas cara desde un principio. 
En cuanto las veo franquear la puerta me voy hacia ellas como un miura y  las planto. Hasta la fecha me ha dado resultado.

A las que temo más son a las descuideras con un físico completamente anodino, que no se te queda su cara y se comportan como verdaderas clientes potenciales.
 -M.C. falta el bañador de Majestic, el de la talla 42(110,90€).

    -No es posible esta mañana se lo probaron y lo colgué en el perchero,

    -Pues o está traspapelado o nos lo han quitado.

   -Imposible! solo han entrado gente conocida y una chica... esa morena …

     -Pues lo mismo esa se lo ha llevado

    -No, para nada, iba muy bien vestida.

     -Claro, a base de robar artículos de lujo ya puede ir bien vestida, ya….

Y si, si, se lo había llevado, incluso estuvo hablando tranquilamente de otras prendas y prometió volver a probarse unos sujetadores que le habían encantado…
Lo peor es que puede volver tranquilamente porque ninguna de las  dos nos quedamos con su cara, nada en ella era llamativo.
Esas son las verdaderamente peligrosas.

No voy a relatar aquí todos los hurtos de los que a lo largo de los años se han producido en mi tienda, acabaría por echarme a llorar.
Tampoco es que se produzcan todos los días ni todas las semanas siquiera, pero  mi tienda es tan pequeñita y conozco también la mercancía que cada vez que me roban algo noto enseguida la falta y me entra una sensación de impotencia y rabia, un enfado conmigo misma por boba y por ingenua y durante un tiempo me siento invadida por una desconfianza total en la raza humana en general.
Lo más curioso que me ha sucedido  con relación a este tema  tiene que ver con dos devoluciones… una de ellas de lo robado!

Y no me refiero a aquella vez que una chica se llevó colgando de su brazo donde llevaba  el bolso, sin querer, dos sujetadores y se dio cuenta cuando iba a pagar en el autobús ( me llamó enseguida para comunicarme lo que había pasado muerta de la vergüenza, la pobre caminando por el centro con los sujetadores) y yo andaba como loca buscándolos porque sabía que esa chica -no me los había robado … y no me equivocaba!. ( Estas son las cosas que me devuelven la fe en la raza compradora humana).
Me refiero a dos sucesos surrealistas que me pasaron con alguna distancia en el tiempo pero que están en el ranking de los episodios más chocantes que he tenido que vivir.
Por orden cronológico, empezaré por contar el que me ocurrió hace un par de años con una cliente habitual,  una señora hasta entonces respetable, mujer de un guardia civil jubilado que me hizo "un dos por uno"…

Tenía yo el mostrador bastante revuelto y dos chicas  en el probador, la señora me dijo que necesitaba dos sujetadores, pero que se iba a llevar sólo uno… sólo uno pagando! El otro se lo iba a llevar de extranjis!

El caso es que yo la vi hacer un raro y mi mente no quiso creer lo que estaba viendo, tan imposible me parecía, pero luego a rebobinar si, perfectamente  decodifiqué aquella imagen que deseché por inverosímil…

La señora me pago el sujetador que le vendí y se fue… y yo me puse a ordenar el mostrador mientras las otras dos muchachas seguían intentando encontrar un sujetador para  un vestido de fiesta  con un escote complicado. 

Una vez recogido y guardados en sus cajas todos los sujetadores que las chicas del vestido de fiesta iban rehusando – eran bastantes y la verdad es que no me fiaba mucho- me dispuse a guardar los que le había enseñado a la mujer del guardia civil…¡ no me lo podía creer! me faltaba uno! Busqué, rebusqué y al final me rendí a la evidencia de lo que mis ojos habían visto y no quisieron procesar… la señora se había metido en el bolso el sujetador que me faltaba.

 La tarde del día siguiente vino la mujer… con el sujetador que había pagado, porque no le estaba del todo bien…

     -Bueno, -le dije con el sujetador en la mano -este es probable que no le estuviera bien, pero y el otro? Le está bien?

      -¿Qué  otro? (por cómo se agarró el bolso –como si lo llevara dentro, todavía –y la manera de ponerse a la defensiva acabó por refrendarme la certeza de  su fechoría)

      - El que se llevó usted sin pagar

     -Y saqué la caja vacía…

      -De qué hablas????  Tu  estás “perdida de la cabeza”!

Le señalé a dos cámaras que tenemos, una de  pega y otra que vigila un punto muerto de la tienda .

-Señora no se da cuenta de que la tenemos grabada?

La mujer miró sorprendida a las cámaras y en esto su marido impaciente asomó la cabeza por la puerta para meterle prisa…

-Si usted no entra en razones hablaré con su marido…

Viendo que salía del mostrador para dirigirme a la puerta la señora me dijo que como se me ocurriera hablarle a su marido lo iba a matar porque estaba muy malo del corazón.
Quedamos en que me quedaba con el sujetador que me traía para devolver porque era del mismo precio que el que se había llevado sin pagar y que no volvería a pisar mi negocio.

El otro episodio también tiene que ver con una devolución, pero  esta vez no era una cliente habitual , ni esporádica, lo que sí que llama la atención es la osadía con la que llegan a proceder estas ladronas.
Ha sido hace poco, el tercer día de rebajas aprovechando la gran afluencia de gente una de estas descuideras se llevó un bañador, concretamente y como suele ser habitual, el más caro de la tienda del que sólo me quedaban dos tallas la 44 y la 46. 
Por mucho que quise estar encima de todas y de todo hubo mucha gente, muchas ventas y mucho movimiento y ya sabemos que es justo lo que aprovechan estas amigas de lo ajeno para hacer su agosto.
La tienda esa mañana iba por oleadas de gente “ barco lleno, barco vacío” y en una de esos huecos en los que se me vació la tienda eché de menos el bañador de marras, concretamente el de la talla 46, un bañador de la marca Basmar super llamativo con el cuerpo negro liso y la parte de arriba de franjas blancas, negras y violeta intenso con un botón negro grande de pasta con forma de estrella  en el escote ¿Cómo no lo iba a echar en falta?
Busqué y busqué por todos los perceros, el probador, el mostrador y las cestas de ofertas, pero el bañador había “volado” y con el mis ganancias de ese día, que había ido bastante bien en cuanto a ventas hasta ese momento.
Conduciendo hacía casa engañada, enfadada, rabiosa y decepcionada, repasaba mentalmente las caras de las personas, los movimientos, el momento en que intuí que me estaban robando,- justo cuando pensé en que era un momento ideal para que lo hicieran-, tres chicas conocidas habían estado mucho rato mirando y rebuscando en el expositor de bañadores, otra señora que no recordaba y otra más, una rubia de mediana edad acompañada por un niño de unos diez años que jugaba a la play.
De nuevo por la tarde me puse a buscar por entre los percheros… nada  sólo estaba el de la talla 46, miré en el ordenador por si lo hubiera vendido y no lo recordaba no, la talla 46 aparecía como en stock…
...Y  en eso vino la señora  rubia del niño que jugaba a la play.

-Buenas tardes.-Me dijo pronunciando las eses finales de las palabras de forma poco natural.

- Buenas tardes, Dígame…
Ya antes de terminar mi frase de “en qué puedo ayudarle?” me dijo que por la mañana había estado mirando un bañador que le gustaba mucho y que quería probárselo…
La sangre empezó a removérseme en el estomago como en espiral, es el  primer síntoma de alerta que noto…

-Cómo era?

- Uno de rayas muy lindo…

 (No me dio buena espina y pensé si tal vez había podía haber sido ella… la del niño, me fijé e igual que por la mañana, llevaba dos bolsos en bandolera, uno tipo zurrón y otro más pequeño, negro como de hombre).
Se lo dí y se metió en el probador…
Algo me daba mala espina, la casualidad de que hubiera venido precisamente a por ese  bañador, de que estuviera entre las sospechosas…ese acento postizo…
Noté como me iba cargando de adrenalina…
Y cuando se abrió la puerta del probador y me dio el bañador y ví que el que me devolvía era el de la talla 46... supe que en efecto había sido ella!
“Ella” que por la mañana había robado un bañador de talla mayor que la que necesitaba y debía de pensar que yo era una tonta integral y ahora pretendía cambiarlo por el de la talla más pequeña sin pasar por caja.
      Tenía el móvil en la mano y le dije:

-Vamos a ver “señora “, este no es el bañador que le acabo de dar, devuélvame el bañador que me ha robado esta mañana…

-¿Pero tú que estás diciendo? (de repente ya no se molestaba en marcar las eses)

-Estoy llamando a la policía y o bien abres el bolso y me lo devuelves o lo vas a abrir cuando vengan.
Sin darme cuenta, sin ser consciente de que lo estaba haciendo la tenía sujeta por el bolso.

-A mi no me toques eh? A mi no me toques!!!

- Por favor, abre el bolso …. Empecé a hablar con la policía por teléfono.

De un manotazo hizo volar el móvil y saco el bañador hecho un ovillo del bolso, lo había liado muy apretado como una pelota de forma que sólo se veía la parte negra seguramente si le miro el bolso - también negro- lo mismo ni lo veo.
Me dio un empujón y me dijo:

- Quédate con el bañador de mierda y métetelo por el culo ¡puta!

Y se fue.

Y Yo me quedé temblando.

Robos, hurtos y devoluciones.Parte primera

 Robos
En mi vida me han robado a punta de navaja dos veces…de momento, ( tocaré madera), no se si es mucho,  poco o estoy en las estadísticas esas tan fiables que dicen que si a mí me han robado dos veces y a ti ninguna quiere decir que a ti y a mí nos han robado una vez a cada uno…

La primera vez tenía 17 años, un amigo estaba llamando por teléfono dentro de una cabina -claro, soy de la época antediluviana o antemoviliana, -que se diría ahora- yo le esperaba fuera, apoyada en la puerta y no les vi venir, o si les vi venir pero no les adiviné las intenciones, uno me sacó una navaja y el otro inmovilizó la puerta de la cabina.Total un susto de muerte para cien pesetas que se agenciaron, que era toda mi paga de la semana.
El brillo de aquella navaja apuntándome en el  estómago me tuvo sin salir dos meses, no me sentía segura en la calle, ni sola ni acompañada, y aunque no se me olvidó la sensación de miedo tan terrible, poco a poco lo vas superando y sigues con tu vida, tus salidas... eso si, desde entonces soy mucho más consciente de mi entorno y de las personas que se me acercan.

La segunda fue en 1992.
El año de las Olimpiadas y de la Exposición Universal de Sevilla, se rumoreaba que ambas ciudades se habían desembarazado de sus maleantes e incluso los habían “fletado” a otras provincias y cierto o no la ciudad que me ocupa –normalmente muy tranquila-  se llenó de pedigüeños, maleantes y gente de mal pelaje.


Así las cosas, cada día desfilaban por la tienda un repertorio de personajes  que parecían sacados de la  corte de los milagros  de las novelas de Valle Inclán.
Por el barrio donde se ubica la tienda empezamos a oír que estaban ocurriendo muchos hurtos y hasta robos a punta de navaja, a medida que geográficamente se iba acercando la oleada de robos decidí protegerme.
Tampoco entonces los pequeños comercios de ciudades pequeñas teníamos alarmas conectadas a ningún sitio, ni maldita falta que nos hacían, pero una tienda pequeña, en soportales, conmigo sola para defenderla…

Empecé a pensar ¿si yo fuera ladrón que haría? y así decidí que en la caja no debería haber ni mucho ni poco dinero, el suficiente para que no se enfadara el ladrón pero poco para que no le mereciera la pena volver, pensé que si viniera lo primero que intentaría hacer sería cerrar la puerta, mi puerta es de madera, tiene que permanecer abierta si quieres que entre la gente, así que me hice instalar por un ferretero del barrio una cadena fuerte en la pared que sujetara la puertapor detrás y no se pudiera cerrar  de un tirón y por supuesto pensé no darle ni una peseta de las de entonces a ninguno de los que deambulaban por la calle y entraban a pedir a la tienda.
De esos, con mejor o peor pinta había por entonces tres o cuatro cada día como mínimo, era impresionante;  entonces se empezó a oír aquello de “dame algo, que no quiero delinquir”…como amenaza velada y hasta de tantas veces como teníamos que decir “lo siento no puedo darte nada”, ya te salía solo.
Hoy con crisis y todo si acaso se deja caer, es uno tan de vez en cuando que no se contabiliza por que suelen ser “pobres conocidos” y sabemos que no son peligrosos.
Pues  bien, andaba yo con la mosca tras la oreja temiéndome un día lo peor, cuando recién abierta la tienda una tarde, me entró un pedigüeño de los que se estaban haciendo habituales, digo pedigüeño porque ni tenía pinta de indigente, ni de mendigo ni de nada parecido, era un chico joven vestido de lo más normal, limpio, que cada tarde entraba para que “le diera algo”.

Y una tarde me pilló compasiva y le dí, le dí una moneda y parecía que ya se iba pero se dio la vuelta y cuando oí el fuerte tirón en la cadena  de la puerta ( que funcionó menos mal y aguantó el tirón) supe que era él, que ya me había tocado. El muchacho  al no poder cerrar la puerta, me enseñó un cuchillo que cada vez que lo recuerdo lo veo más y más grande y me dijo que se lo diera todo, hasta las monedas.
Y mientras se las ponía en una bolsa le pregunté que porqué y me dijo:
 -“Por la droga,  por la puta droga”.
Y yo le decía –"que pena lo siento... lo siento"- no se porqué pero no me salía otra cosa.
Antes de irse me dijo que si llamaba a la policía vendría y me rajaría de arriba abajo porque todo le daba igual y que lo mismo que entraba al calabozo salía al momento por la puerta de atrás y entonces vendría, "vendría y me rajaría"-insistía-.
Y lo estoy escribiendo y aún me tiembla el cuerpo y se me aflojan las piernas.

No llamé a la policía, pero llamé a un policía amigo que era quien me vendía entonces los libros del Círculo de lectores al que estaba suscrita y me dijo que era cierto lo de la “puerta giratoria” en los juzgados, que lo mismo que los cogían en cuanto les tomaban declaración y las huellas los soltaban y que si no iba a estar con vigilancia las 24 horas, que lo dejara correr.
Y lo dejé correr.
Y trabajé asustada durante muchísimo tiempo y unas semanas después yendo en coche  ví a mi asaltante en un semáforo pidiendo a los coches  que tenían que pararse y sentí que la sangre me abandonaba el cuerpo y se  iba a los talones, y pisé el acelerador y me salté el semáforo en rojo para no parar.

Y ya no lo ví más, y nunca me ha vuelto a pasar nada parecido, si acaso algo digno de mencionar una fría madrugada del uno de enero  del año 2001 un robo de unas batas calentitas con rotura de lunas, pero ese robo lo entendí, hacía mucho frío y había mucha  gente durmiendo a la intemperie haciendo cola para que les dieran los papeles en una oficina de inmigración cercana, (por eso recuerdo el año) en mi escaparate mas grande, el que da a una calle menos transitada, un par de maniquíes se abrigaban con unas batas de tipo forro polar, las desnudaron y con un gancho que abandonaron después arramblaron con todo lo que había colgado detrás...

 Pero ese robo al recordarlo no me produce ni miedo, ni impotencia, ni desamparo, ni  siquiera rabia
Lo que si me lo produce el mero recordatorio de aquel otro episodio, por el que ruego al ángel de la guarda de los comerciantes que me preserve de volver a tener una experiencia parecida y doy gracias al ferretero (que cuando le visito siempre me pregunta si sigo "asegurando el cerrojo") por haber venido tan pronto a ponerme la cadena en aquella puerta que al menos evitó el que me sintiera encerrada y aún más intimidada -si cabe- por aquel joven y aquella navaja que si bien no me hirió, volvió a producir en mi memoria otra cicatriz de tremendo desamparo. 

Medios y medidas

Una cliente nueva, en una conversación de mostrador, hablando de la cantidad de medios de información con la que contamos y lo mal informados que estamos, me ha dicho que le parecía que la nueva app de Sayfit, -con la que se puede averiguar la talla y copa de sujetador que necesitas-, era algo poco más o menos de usar y tirar.
-Es como un Predictor ¿No?
-¿….? (curiosa comparación) bueno, si ...también hay una aplicación predictor para el móvil...
-…Vale, te bajas la aplicación -la de la talla-, te mides como dice, lo calcula y ya está…con una vez ya lo tienes.
-No mujer, aparte de que te dice la talla y copa que usas en este momento te informa de tiendas donde pueden atenderte profesionalmente y marcas de corsetería especializadas, y en cuanto a la talla…no debes de creer que tu talla es inmutable…
-¿Cómo que no? Ah, bueno vale ya… me cambiará si acaso me quedo embarazada o…¡Me pongo en 80 kilos…!(me dice haciendo una mueca y poniendo los ojos en blanco)
-No. Aparte de quedarse embarazada y engordar o adelgazar, estoy segura de que incluso puede variar dependiendo del momento hormonal del mes en el que estés…
-Pues yo desde siempre tengo la misma...
-¿Nunca te has comprado un sujetador que creías te sentaba bien y días después te lo has notado un poquito holgado, o apretado?
- Eso sí que me ha pasado y muchas veces…¡pero es que siempre compro con tantas prisas!

Mujeres del mundo medíos, conoced ya de una vez vuestra talla, la que tengáis en el momento en que os encontráis y que no es para siempre y por los restos como podría ser la de los pies (que tampoco...).
 Nuestros pechos están sometidos a variables que hacen que probablemente  cambiemos de talla a lo largo de nuestra vida, las hormonas y los kilos tendrán mucho que ver en ello, la maternidad, la menopausia…en definitiva la edad y sus cambios.

No deja de ser pasmoso el desconocimiento  que mujeres y parejas de esas mujeres tienen de una parte tan importante de su cuerpo.

Las mujeres cada día más se preocupan por conocerla, pero ¿y los hombres?
sobre todo los más lanzados usan otro tipo de cálculo a la hora de sorprender a sus parejas con un regalo tan de agradecer como es un conjunto de ropa interior.

Una  de las medidas de capacidad más comunes que usan entre bromas y de veras es la de la mano cóncava…
O si no, siempre pueden acudir a las odiosas comparaciones…y digo odiosas porque los que suelen comparar sin ningún pudor son los pechos de la vendedora que les atiende con los de la persona a la que va dirigido el regalo.

- Un poco más que usted…
O bien...
-Un poco más alta que usted pero más o menos igual de tamaño (lo de la altura siempre me ha resultado chocante)
O bien...
-Mi mujer es más bajita  pero más o menos es (refiriéndose al volumen de pecho) como usted...

Creí que nunca me acostumbraría pero de todas las medidas y datos que manejan los hombres, esta fórmula comparativa ha resultado ser la más efectiva. Con un porcentaje muy bajo de errores y devoluciones de lo que compran por haberse equivocado de talla.

Hay muchas mujeres que llegan a molestarse mucho cuando sus parejas no aciertan con la talla, da lo mismo que el error haya sido por exceso o por defecto:
-Estuvo aquí mi marido y me compró este sujetador… no sé cómo me habrá visto, es que me está enorme!
O por el contrario…
-Vengo a descambiarte esto que se llevó mi marido, ya me gustaría a mí poder ponerme eso tan minúsculo!

También se me ha dado el caso de que el mismo hombre haya comprado  al mismo tiempo dos conjuntos distintos, de distinta talla, evidentemente para dos mujeres muy distintas y a la hora de entregar los regalos el hombre  confundiera los paquetes haciendo llegar el conjunto cambiado a la persona equivocada…
pero eso…
Es otra historia.

Tu Talla, tu copa, tu App

Hay una aplicación móvil  que permite calcular la talla y copa correctas de sujetador. Se llama “ Sayfit”. Y es gratuita.
Sayfit para iOS y Android, es una idea del grupo divulgador de conocimientos en corsetería  del mismo nombre y que ha inventado esta aplicación que tiene una calculadora a la que introduciendo la medida de contorno y de sobrepecho, indica cual es la talla exacta que se necesita de sujetador y además  también indica las marcas que lo fabrican y las tiendas donde encontrar los modelos más adecuados a su morfología.

Uno de sus inspiradores es Francesc Puertas autor del libro  “El sostén. Mitos y leyendas y manual de uso” (Arco Press)  libro del que hemos hablado en numerosas ocasiones y en el que su autor afirma -basándose en estudios realizados- que “7 de cada 10 mujeres no usan la talla y la copa adecuada de sujetador y 9 de cada 10 desconocen cuál es su talla y su copa”…




En lo referente a la talla del sujetador y porqué tan pocas mujeres son capaces de aprenderse la suya propia,  diré por romper una lanza a favor de mis congéneres, que no es cosa fácil en absoluto ya que no basta con saber la talla del contorno sino que además debemos averiguar cuál sería nuestra copa ideal (la profundidad de las copas) y ahí estaba lo verdaderamente complicado, lo que la calculadora específica para tal fin de esta aplicación nos resuelve.



Sayfit también va en beneficio para todas las que no saben a qué tienda acudir o qué marca adquirir, ya que la aplicación te recomienda la tienda especializada más cercana y las marcas que fabrican los sujetadores más convenientes para cada caso.

Gracias a esta aplicación ya no hay excusas porque está al alcance de todas y será enormemente útil para aquellas mujeres que tienen problemas de encontrar un sujetador que se les adapte, ya que ahora cuentan con mayores posibilidades de dar con el sujetador ideal. 


Explicaciones no pedidas.

 Excusatio non petita, accusatio manifesta...
En estos últimos meses es verdad que el consumo se ha ido ralentizando hasta quedar en estos dos últimos meses prácticamente inmóvil, paralizado, pero más cierto es todavía que la pérdida de poder adquisitivo, la imposibilidad de seguir con el ritmo de compras, el tener que rescindir y prescindir del divertimento de las compras y el consumo como ocio, está ocasionando en muchas personas una frustración que se traduce en comentarios cínicos y poco acertados de clientes que ya que no vienen a comprar –porque no pueden permitírselo-, esta misma mañana he tenido una de estas “ex clientes” con la que se ha producido la siguiente anécdota:

-Hola “niña”... me alegro de verte…
-Muy buenas, yo también me alegro…! -antes de terminar mi frase me interrumpe para preguntarme:
- ¡Qué bonito el sujetador marrón del escaparate…!
-Si… es el último de Selmark
-¿Y qué vale? ¿Es muy caro?
Se lo saco,  se lo muestro, está conmigo en que es precioso y...
-Tiene una pinta de quedar  bien…!
- Si, queda fenomenal y sujeta muy…
- ¿y qué vale?
-Selmark, no es una marca cara este reductor  sale en  43,55€…
-¡UYYYYY, noooooo!
Hasta me dio un brinco el corazón….
-Noooo, para nadaaaa…

La miraba -intentando entenderla-, mientras intentaba argumentarle las bondades del sujetador ella se apresuró a explicarme que ahora estaba prejubilada, que vivía mitad de tiempo en Madrid y mitad de tiempo aquí, que le había comprado el apartamento a su hermana para que esta pudiera comprarse uno en Praga que era donde vivía su hija, -la de su hermana- vaya una de sus hermanas que tiene la niña muy bien colocada allí…bla, bla, bla…y que ahora había descubierto cerca de su casa en Madrid un outlet donde se compraba todos los sujetadores y las bragas baratísimas!

-…Yo  y todas mis hermanas, porque es un chollo!


Y aquí estoy yo, con cara de poker, mordiéndome la lengua, intentando no demostrar, ni traslucir lo más minimo de lo que la señora me estaba provocando por dentro.
Este tipo de situaciones -que se están dando a menudo y no sólo a mí, (que sería para hacérselo mirar) sino que otras compañeras me las comentan airadas con cierta frecuencia-, pero yo no las entiendo…



Me imagino ir al restaurante donde suelo ir a comer a preguntarle al dueño por  el precio del, por ejemplo... rape, y luego decirle...
-Uy no, Diego, lo siento pero yo ya no voy a venir aquí a comer rape, porque en mi barrio han puesto una freiduría buenísima donde comemos pescado toda mi familia por cuatro duros….


¿Se imaginan la respuesta del restaurador?