Empezó siendo algo puntual y aislado, pero para mi estupor en una semana me he encontrado con tres casos muy similares de
esos que ratifican lo de que el cliente a veces tiene razones que la razón no
entiende.
Lo he comentado con otras colegas a las que también les ha pasado -incluso con la misma "cliente"-, y hemos llegado a la conclusión de que se trata de una nueva modalidad de compradora compulsiva… no pudiente.
Lo he comentado con otras colegas a las que también les ha pasado -incluso con la misma "cliente"-, y hemos llegado a la conclusión de que se trata de una nueva modalidad de compradora compulsiva… no pudiente.
Iba bien vestida, su bolso “de marca” colgando en el brazo y
oliendo a un perfume parecido a Shalimar… (Desde que hay esas nuevas tiendas de
perfumes de imitación muchas mujeres dejan una estela muy persistente en el
ambiente, tanto que como se sienten en la mesa de al lado pueden arruinarte una
comida en un restaurante.)
-¡Ay qué sujetadores
mas preciosos! ¿Tienes de mi talla?
-Seguro que si…
-Me gusta este y este y este…
-¿Te los vas a probar?
-No, no hace falta…
- Este lo mismo te queda grande porque esta marca …
-¡No…que va! me va bien.
-Y braguitas… ¿Tienes?
-Claro! ¿Las quieres en conjunto?
- Me da igual, tú enséñame…
Mientras le saco lo que me pide se va al perchero de los camisones y descuelga dos
primero, luego otro más y tras echarles un rápido vistazo me los deja encima del mostrador, se pone a mirar las
braguitas y escoge indiscriminadamente, no la pierdo de vista en ningún
momento. Su actitud empieza a parecer “sospechosa” por eso me fijo en si lleva cerrado el bolso.Si.
-Esta, esta, esta y esta también. ¡Anda y tienes medias!
-Si ¿De qué talla?
-Para mí
-Una 3... ¿Y el color?
-Necesito de todos los colores que ahora empieza a refrescar…
(son las siete de la tarde y estamos a 28 grados).
Le hago la cuenta mientras ella va sumando artículos: otra
braga, unos calcetines, una “batita para su madre”...
Y al terminar me dice que se lo deje ahí que va a sacar
dinero al banco.
-Si lo desea puede pagar con tarjeta.
-No, prefiero pagarte en efectivo.
Y no regresó.
Mientras devuelvo cada cosa a su sitio noto que
las prendas que tocó aun huelen a algo parecido a Shalimar…
Con menos de 24 horas entre una y otra me sucede un episodio casi
idéntico:
-¿Tenéis combinaciones
algo monas?
-Si ¿De qué talla?
-Una 40-42, que no se trasparenten (las combinaciones no suelen transparentarse, es lo que se usa es para
vestidos o faldas que sí se transparentan.)
Le saco los modelos que tengo en su talla, son tres y cada una difiere en el
color o el detalle.
-Esta es monísima, esta es muy fea, esta... ¿La tendrás en
negro?
-Si aquí la tiene…
-¿Y esta otra en blanco? ¡Es que tengo vestidos con los que “me trasparento entera”!
-No esa en blanco no, pero tengo esta otra…
-También me la llevo.
-¿Tienes braguitas “efecto tanga”, en visón?
Le saco una cesta donde están expuestos todos los modelos que tenemos de ese tipo, es una cesta que tengo a mano porque son las más
solicitadas.
-Esta, esta y esta...
- Esta no hay de tu talla, sólo queda la "L".
-¿Tú crees? Yo creo que sí, ¡pónmela!
- ¿Necesitas algo más? (Ya empieza a rondarme la mosca tras
la orejilla). Observo como se muerde las mejillas por dentro poniendo cara de Pitita interesante mientras me dice que no con la cabeza, pero no deja de mirar todo lo que
tengo expuesto debajo del cristal, en el
mostrador…
Me dispongo a hacerle la cuenta: Tres combinaciones (sin
mirar ni preguntar precio) tres braguitas (aunque no sean de la talla) y…
-Dame ese pañuelo…
-¿El azul?
-No el de tonos fucsia…
-Dame el azul también…
Cuando me dispongo a
cobrarle el datáfono pita: “190 OPERACIÓN DENEGADA” (190 significa “No hay
saldo disponible en la tarjeta”)
Me dice con cara de extrañeza y tambien que no
lleva dinero “suelto”, que tampoco lleva otra tarjeta y que va a acercarse al
banco “a ver qué pasa” que estaba indignada porque ya le había pasado algo parecido en otro comercio...
Y se fue para no volver.
Y se fue para no volver.
Creo que de alguna forma estas mujeres a las que les sobra entre otras cosas, el tiempo, han encontrado de esta forma la manera de hacerse la ilusión de que están de compras. Es como comprar en playback (seguro que acabarán sacando una palabra en inglés para esto,"buyback",o algo parecido) ellas eligen, tocan las prendas, se comportan como alegres compradoras pero al final...no compran porque no pueden.
La tercera y última, -por ahora y para no hacerlo muy extenso-se
probó de todo, incluso salía a que yo viera lo bien que le quedaban sujetadores, pijamas y picardías, al salir del probador "de paso" hacia la caja cogió también
un par de pijamas de caballero.
Con mi mosquita zumbona aleteando a un ritmo
frenético, iba yo apilando lo que “la cliente” –por llamarle de alguna forma-
iba escogiendo.
Me pidió que le hiciera la cuenta y me hizo “un apartado” de
algo más de trescientos euros.
-Déjamelo ahí que esta tarde le pagan a mi marido el
alquiler de un piso…