El cliente prófugo.


Según tengo entendido los mercaderes árabes al primer cliente que se les presenta tratan de cobrarle el precio máximo y si el comprador es hábil, sabrá que puede regatear lo que quiera porque el mercader  intentará no dejarle marchar sin comprar nada  pues tiene el convencimiento de que si no logra vender al primero que le entre en la tienda  a comprar ya no venderá en toda la jornada.

Mi primer cliente de la mañana tenía buena pinta, pantalón vaquero y polo de marca, cuarenta y algunos años  y parecía educado,
 -algo despistado seguro- pero educado si que parecía…bueno, no tanto.

¿Esto es normal? Ahora si...
Tenía yo el mostrador lleno de sujetadores y braguitas que estaba marcando para luego colgarlos en alguna de las múltiples perchas que por todas partes tengo para que luzcan los conjuntos más punteros de la temporada. Ahora el público lo prefiere así, todo a la vista, y también las nuevas generaciones huyen como la peste de que las atiendan, las grandes cadenas las han adoctrinado en el self-service y se comportan en cada tienda como si estuvieran merendando en un buffet libre...pero de caníbales .

Como digo, teníala tienda a rebosar de sujetadores, braguitas y tangas, un buen  número encima del mostrador y el hombre con buena pinta va  me pregunta si vendo ropa interior de mujer…
Cuando corrobora que está en el sito idóneo, me pide ver conjuntos cuya parte inferior fuera tanga y me da la talla : de sujetador una 85 ó 90 y de tanga una 40-42. Muy fácil..
Le pregunto si tiene predilección por algún color y se encoge de hombros por toda respuesta, le señalo alrededor los conjuntos que tienen tanga, me dice que prefiere algo con dibujitos, le saco alguno de los divertidos y me dice que no es esa clase de dibujos a los que se refiere, interpreto que se trata de encaje lo que va buscando y así empiezo a sacarle los últimos modelos de Selmark: el Firenze, una maravilla de encaje chantillí negro sobre copas satinadas color rosa y también se lo muestro en azul. Cuando llevo ya mostrado unos cinco modelos, me dice que los ve muy pequeños… me doy cuneta de que él me está hablando en el tallaje francés donde una 85 equivale a una 100 del tallaje que más utilizamos.
Culpa mía, no haberle preguntado. 

No importa, le muestro los que de esas tallas tengo con tanga, le parecen mejor de talla y me pregunta si también los tengo en blanco.;
No, esos no, pero tengo otros modelos súper bonitos en ese color. Al tercero que le muestro  de color blanco, se oye un pitido, se asoma a la puerta y me dice que va a cambiar el coche de sitio y que ahora vuelve…

Hasta luego Lucas.
No ha vuelto. 
Y sigo sorprendiéndome. Sorprendiéndome que ni se molestara en decirme que no le gustaban o no le interesaban o le resultaban caros o que ya volvería en otro momento...¿será por excusas?
A veces no hay excusa para los clientes sin excusas.
Como un guiño enojoso de la vida, mientras estoy recogiendo el tinglado que he formado con tanto modelo de sujetador, un marroquí entra a  intentar comprarme mi papel de regalo…

Mudar la muda. Aprovechando las rebajas


Estamos de rebajas, época de  locura transitoria, las clientas escarban en las cestas de  las ofertas, muchas compran por impulso, porque han estado reprimiendo sus ganas de comprar y ahora con los descuentos y las rebajas y los saldos se permiten algunos caprichos, o cubrir algunas necesidades de renovar el vestuario interior que visto lo visto a muchas falta les hacía.


Es usual el comentario de que vienen a por batas, pijamas sujetadores o braguitas de oferta porque van a tirar las que tienen en el cajón por viejas y “estirajadas” y a diario vacío la papelera con sujetadores viejos (muy viejos) que han sido sustituidos por otros que la clienta se ha llevado puesto sin demora.
 Es hora de aprovechar y renovar, de mudar las mudas, de reemplazar las prendas  “machacadas” por otras a buen precio que aguantarán seguro hasta las próximas rebajas y también es hora de comprar esa muda para reservarla “por si acaso”. 

Cesta de rebajas
Los por si acaso pueden ir -dependiendo de la cliente- desde una noche de pasión, o un viaje a una visita al médico. 
También es buen momento para encontrar a mejor precio aquella braguita de conjunto que en su día no nos vino bien comprar, o porque se subía de precio (las braguitas de marca suelen tener un precio elevado) o porque pensamos que el modelo no nos iba a sentar bien. Ahora a mitad de precio, seguro que le pondremos menos pegas y le buscaremos menos inconvenientes. 
Una de nuestras habituales de las rebajas vino, como siempre a buscar alguna braguita para un par de sujetadores de lo más sofisticado que al parecer adquirió sin las braguitas y como quiera que el color y la textura de ambos eran un poco fuera de lo común, la búsqueda le estaba resultando laboriosa.
 De uno de los sujetadores encontramos una braguita de idéntico color y por un precio asequible, pero la rehusó porque en su opinión las bragas de algodón “se atrancan”…(sin comentarios)

Encaje chantilly
Desestimada la primera opción por tan curioso motivo, escarbando escarbando, llegamos al fondo de una de las cestas en donde se encontraba justo la prenda que hacía conjunto con el sujetador que la cliente traía desparejado. Se trataba de un tanga color verde botella brillante con un encaje negro de chantilly superpuesto en contraste que por casualidades de la vida el único que quedaba y estaba a mitad de precio, era dela talla de la señora.

 -Uy…no, tanga no! 
-Porqué? No le resultan cómodos? 
-Tu los usas? 
-Con según que ropa si… 
-Mira a mi de pequeña me daba mucha rabia tener que andar sacándome las bragas del culo, como para ahora de mayor ir con ellas metidas de manera permanente…. ( a lo mejor era esto a lo que se refería cuando decía que  se le "atrancaban" las bragas?)


 

Ni política, ni sexo, ni religión...ni bragas.

La mañana empezó bien…
-Buenos días,
-Hola, que tal? Puedo ayudarte en en algo?
- Si, venía a por unas braguitas de Janira,
- De algún modelo en especial?
-Si…de las “normales”…
(Janira debe de tener unos 150 modelos de bragas distintos, sin meternos en tallaje ni color)

-Cuéntame… cómo son las que te gustan?
-Pues normales!
- De algodón…de lycra, de…
- De algodón! De algodón!  Que no me piquen.
 Le saco la cesta donde tenemos todas las braguitas de algodón en  exposición….
-Pueden ser estas?

-A ver…no…si! Estas son! Las tienes en color carne?
- Si, aquí las tienes
-¿Y cuanto cuestan? ¿Tienen rebaja?
- Han venido en oferta : 3 por 16,95€
-Cada una sale a….
-5,65€
-Jesús!
-La verdad es que son estupendas…-le digo.
-Si, por lo menos estas no me pican…
- es la talla "G"?
-Sí, estas son…
-No...esta es  la "L" y yo te he pedido la "G".
-Es lo mismo: “G”, es grande y “L” es Large que significa grande en inglés
-Es que son inglesas?
-No,  esta marca es española… de Barcelona.
- Entonces no es española…no? Ellos no quieren ser españoles…

(Con los clientes ni con los representantes hablo jamás ni de política, ni de religión, ni de sexo, ni de tendencias sexuales.)

-Bueno, están haciendo mucho ruido con eso y salpica a todo el mundo…
-Bueno, da igual! ya sé que las tienes, ya vendré en otra ocasión.

No me dijo más y se fue…

Busque,compare y si encuentra algo mejor...Piénseselo.

De un tiempo a esta parte los consumidores parece que vamos con el freno de mano-o de bolsillo- puesto.

Entre los “me lo pensaré”  y los “me voy a dar una vuelta”, una gran mayoría de clientes se han convertido en lo contrapuesto de las compradoras compulsivas. El ir a comprar como diversión, como ocio, es una modalidad en desuso.
Sólo se compra si se necesita algo y si acaso lo buscan, cuando lo encuentran parecen recelar de localizar lo que buscan tan rápidamente y piensan que cómo les ha sido fácil encontrarlo, si siguen buscando van a encontrar el más difícil todavía y si bien lo que no sobra es dinero, si parece sobrar tiempo, y se lo toman ...¡Vaya si se lo toman!  
-Hola venía a por una bata que vi el otro día.
-Muy bien ¿Cómo era?
-Azul con ositos y cuadros...pero no veo ninguna..
-¿Unas que estaban en promoción? 
-Si, estaban en oferta.
-Lo siento, ya no queda ninguna.
-¡Pues sí que se han acabado rápido!
-Es que hace veinte días que se acabó la oferta...
Buscan, miran y remiran en todas partes (en este momento de carencias lo único que sobra es el tiempo)  cuando se convencen de que ese “más difícil todavía” no existe o no lo van a encontrar y sólo si la necesidad ya es imperiosa se deciden a comprar. En ocasiones hasta tiran en la papelera de la tienda, el sujetador viejo que traían puesto.
Pero no siempre acaban decidiéndose y empieza a ser usual que tras una sesión interminable de probador y tras numerosos descartes de modelos de sujetadores se quedan con  dos y hasta tres modelos posibles de los que podrían ser una elección acertada y cómo no saben decidirse, no se llevan ninguno.
Desde luego el precio es el principal hándicap, pero si se supera esa fase…
-¿Qué precio tiene este sujetador?
-39,99€
-Ah! Pues está muy bien...y se ve bueno…
-Sí, Sí, la relación precio calidad es muy buena.
- Pues me voy a probar los que más me han gustado y me decido…
Y más tarde, tras habérselos probado y vuelto a probar y decidir cuál o cuales les gusta, sale y te los comenta:
-Este me queda perfecto (refiriéndose a un sujetador de capacidad), me recoge, no me saca “mollitas”. Este otro me encanta, se queda precioso y además no tengo ninguno que se puedan cambiar los tirantes…y este también se queda fenomenal…
-…  (And the winner is…)
-Bueno, voy a pensármelo y cuando me decida por alguno, vuelvo…
-¿¿¿¿¿....?????
Cuando ya se han marchado y me pongo a colgar o a guardar las prendas, y reviso  mentalmente la pre-venta ( o sería una pre-compra?), repaso mentalmente mi manual de psicología de las ventas y no puedo llegar a entender ese salto entre intención de compra y deseo del objeto, -deseo que puedo ver en ellas y sentirlo cuando salen del probador-, y siendo el trato exquisito, me resisto a entender cómo quedándole perfecto, siendo lo que buscan, terminen aplazando o  desistiendo de comprarlo.

Cualquier vendedora experta sabe si la venta va bien encaminada o no, claro que siempre puedes llegar a tener sorpresas de última hora pero antes eran insignificantes y si acaso se daban era en el escenario contrario: crees que la cliente no está convencida, se va como desganada a probarse y al salir del probador, contra todo pronóstico, te sorprende con que se queda con el artículo.
Pero lo verdaderamente extraordinario es que cuando crees que una venta llegará a buen término, justo la clienta desiste sin otra razón que prefiere pensárselo…
Aunque la cliente no lo note, -ya me encargo yo de que así sea- no acabas de acostumbrarte a estos requiebros y te queda, una vez que se ha ido la cliente, una sensación “rara”, más que de tiempo perdido, como de frustración al no haber sido capaz de hacer bien tu trabajo: vender, pero sin entender el porqué no has vendido.

Pero el cliente tiene la última palabra y es verdad, porque hay episodios que te dejan muda.
Este episodio-el último de ellos- sucedió a  última hora, diez minutos después de la hora del cierre, todo guardado, ya apagado el ordenador, cerradas las cancelas de los escaparates y con la luz general apagada me dispongo a cerrar la puerta, dos chicas llegan como con la lengua afuera.
-¿Ya has cerrado? (¡que perspicacia!)
-Es que venimos corriendo porque tienes unas ligas de novia en el escaparate…
- Pasad , pasad...
Enciendo de nuevo las luces y las dejo pasar, una venta nunca está de más aunque sea a deshoras...
Se las muestro y se entretienen en compararlas:
-Esta es bonita…
-¡Esta tiene el lazo celeste!
-Si te fijas, Todas tienen el lazo celeste…
-Ah… sí?
-A mí me gusta la de topitos,
-A mí me gusta más esta de encaje…
-A mí no...a mí la de topitos.
-¿Qué vale?
-Esa está muy bien de precio, cuesta 7,95€ (es la más barata)
-Bueno, piénsatelo.-Le dice una a la otra y a mí me explica:
-Son preciosas, al verlas en el escaparate me gustaron mucho y era para que ella las viera y  escogiera. 
Y se volvió a su compañera diciéndole:
-Te lo piensas y ya vendré yo a por ella en otro momento, como trabajo enfrente…






Analistas de mercado

Hay clientes que se hacen notar.
Siempre había sido al revés, entre tantas clientes, la mayoría eran  "normales" a las que yo llamo Pocholas, porque son encantadoras, su trato es agradable, siempre da gusto atenderlas, y luego había unas pocas, un grupúsculo de Pitirritantes que destacaban por su racanería, su manera de comprar  cicatera,  confundiendo una tienda con un mercado y cuyo incómodo trato puede remover todas y cada una de las vísceras (con lo difícil que es que ocupen de nuevo su lugar hervidas en tanta bilis removida).

En el tiempo en el que estamos no está demás buscar ofertas, mirar el precio o sopesar las ventajas de algunos saldos pero como todo, hasta cierto punto.

Hace años que una de estas clientes es asidua a nuestras ofertas y rebajas, consiguiendo siempre buenos artículos a últimos precios, pero cada oferta o chollo más que pensárselo lo somete a un auténtico peritaje, lo analiza, se lo piensa, tiene sumo cuidado en qué y cómo invierte su dinero y hasta lo negocia con suma habilidad. 


-Ayer me llevé estos calcetines de media y la verdad es que  no estoy muy convencida de si quedarme con ellos o cambiarlos por los otros que estuve mirando que tienen refuerzo en el talón y la puntera…

-Hombre, los que tienen refuerzo tienen la ventaja de que son más resistentes…-Le digo enseñándoselos de nuevo.

- Claro pero es que estos valen dos pares 2, 50€  y esos… esos salen a 3,85!
-Sí, son algo más "caros"...
-Cierto…cierto, un 50 % más caros…
 -Pero tienen la ventaja de que duran más -le digo.
-Es que no sé lo que hacer…
-Pues si tiene duda por el precio, llévese los primeros que se llevó. Ayer también lo estuvo pensando y al final se decidió por esos…(entonces tuvimos también que luchar un buen rato con este mismo dilema)
- Si, pero luego en casa le estuve dando vueltas y no estoy muy convencida.
-Pues si usted quiere yo se los cambio…
-Pero es que esos son más caros…
En ese momento entró una conocida suya y se pusieron a hablar de la magnífica casa que mi cliente (la de los calcetines) le había comprado a su hijo en uno de los complejos residenciales más caros de nuestra ciudad, le comenta que le ha conseguido una casa de ensueño, -la que ella hubiera querido para sí-, casi por la mitad de lo que le pedían hace dos años…hablaba de 185.000 euros… frente a los 365.000 que valían cuando se construyeron. 
Yo, calcetines en mano, espero pacientemente a que ambas terminen de presumir de lo que  carecen.
-¿Y qué te estás comprando?
-Comprando no, descambiando unas medias…
-Pues yo venía a ver si tienen cremalleras que tengo una boda y voy a ver si me arreglo un vestido de guipur precioso que me compré para la boda de mi sobrina, me costó un dineral y así lo aprovecho para la confirmación de mi nieto, porque hace 15 años que lo tengo muerto de risa en el armario con la cremallera rota.
-Pues no, lo siento, no vendemos nada de mercería…
-¡Vaya por Dios!Y esos calcetines...¿ a cómo salen?
-A 3,85 dos pares.
-¿Y cómo es que son tan caros? ¿No están en oferta?
-Son de muy buena marca, -Filodoro-, y antes salían a 7, 70 €, tienen un descuento del 50%.
-Y aún así siguen siendo caros… (se ratifica y me remata)
 (Me agarro al filo del mostrador mordiéndome la lengua) 
- Si que lo son-dice la indecisa-, pero bueno, yo me voy que se me ha hecho tardísimo... Lo que hago es que me llevo las mismas y si me pienso otra cosa luego a la tarde vuelvo… ¿Qué horario tenéis de tarde?
-De 5 a 8,30.
-¿Sólo? Yo creí que "estabais" hasta las 9...

(Lo mismo tres horas y media le parece tiempo insuficiente para  venir de nuevo a decidirse si descambiar o no los calcetines...)