Recuerdo una anécdota de cuando era adolescente, mi familia y yo estábamos de viaje por tierras
malagueñas y entramos en una “boutique” en Puerto Banus (Marbella), Me encanta
el ya perdido nombre de boutique, me trae recuerdos de tiendas bonitas de dos pisos con
escaleras de caracol y sillones de mimbre con vestidos de estampados psicodélicos…Nada que ver con el lujo minimalista de hoy, para mis quince años marcas de lujo eran Pulligan, Levis, y en gafas
las ray ban -que vuelven a estar de moda-, nada que ver claro con el lujo de
aquella tienda.
No era muy grande y como compradores sólo un par de hombres de raza árabe, mi madre y yo y mientras ella veía unos vestidos camiseros uno de esos hombres parecía estar comprando al por mayor: un equipo de de maletas maravilloso, unos paraguas preciosos de seda(¿paraguas en puerto Banus?) los bolsos, preciosos y carísimos los escogía por tamaños colores y de tres en tres… no sé cuantas cosas más compró aquel hombre que cada vez que se movía impregnaba el aire de un olor intenso y dulzón supongo que de alguna esencia varonil en la que debía sumergirse cada mañana. Un cliente así debió de hacer las delicias de la dueña de aquella “boutique”.
No era muy grande y como compradores sólo un par de hombres de raza árabe, mi madre y yo y mientras ella veía unos vestidos camiseros uno de esos hombres parecía estar comprando al por mayor: un equipo de de maletas maravilloso, unos paraguas preciosos de seda(¿paraguas en puerto Banus?) los bolsos, preciosos y carísimos los escogía por tamaños colores y de tres en tres… no sé cuantas cosas más compró aquel hombre que cada vez que se movía impregnaba el aire de un olor intenso y dulzón supongo que de alguna esencia varonil en la que debía sumergirse cada mañana. Un cliente así debió de hacer las delicias de la dueña de aquella “boutique”.
Nunca
se me olvidará aquella manera de comprar y alguna vez recordando
aquella escena he bromeado con la fantasía de que un árabe de aquella categoría
viniera a comprar a nuestra tienda…
En la ciudad que me ocupa y de unos años a esta parte los
árabes que pululan por todas partes son marroquíes, están acostumbrados a
mercadear más que a comprar y con esa costumbre llegan a sacar de quicio, hasta
a los propios comerciantes de nuestros
mercadillos callejeros,en uno de ellos oí a una mujer de raza gitana cansada
ya de regateos decirle a un hombre de raza mora cuando insistía en regatearle:
-“Mojamé dehamé de chanzah que er precio éh er “mizmoh” “pa” gitanoh, moroh y “caztellanoh”.
(Mojamé déjame de guasas que el precio es el mismo para gitanos, moros y
castellanos).
En mi tienda no suelen entrar casi nunca, salvo a mirar y
los precios les disuaden, alguno me pregunta incrédulo sobre el preci que marca
alguna prenda, pero no suelen pasar de ahí mis relaciones comerciales morunas, pero
una de esas cosas chocantes que he tenido que vivir sin pestañear fue con un marroquí que -según entendí- quería
llevarle a su mujer alguna cosa bonita de España y eligió mi
tienda para ello.
Nada más entrar me enseño dinero,"no problema, no problema", decía y mostraba dos billetes de 50 euros,
como para decirme que venía a comprar,"no problema, no problema"... Le atendí como atiendo a cualquiera que
entre en mi tienda en son de paz y buenas intenciones, compre o no.
El hombre debía tener unos 50 y pico (pico largo de cigüeña)
años y quería un diminuto bikini rojo y me decía con exagerados ademanes y pésimo
español que lo quería para su señora que era joven y tenía grandes pechos,
cuando le pregunté por la talla que evidentemente ignoraba y le enseñé la talla
más grande del bikini que le gustaba, el hombre no sabía si le iba a ir bien o
no… y como recurso no tuvo otra ocurrencia que enseñarme una foto la mujer que
le esperaba, yo que pensaba que me sería
imposible apreciar la talla por la manera como van vestidas, o bien con caftan,
tal vez con hiyab…desde luego no esperaba que vistiera el burka pero tampoco con
lo que me topé…sin ni siquiera poder imaginármelo me encontré delante con una
foto de una mujer con el pecho desnudo.
Aquello era surrealista, La escena, aquel hombre, la foto tan
grosera … Me resultó tan chocante como desagradable.
El bikini que le gustaba no era ni de lejos para aquella
talla y yo le advertí que era pequeño y
que no podría después descambiarlo, entonces vio el precio y fue como si le
ofendiera lo caro que le pareció, quería el bikini a toda costa pero el precio
le rompió los esquemas, él y su
foto a mi también.
Me ofreció la mitad
de lo que costaba, “pequeño-pequeño” -me decía este hombre que duplicaba siempre sus monosílabos-, "pequeño-pequeño" como si eso fuera un defecto que
tuviera que rebajar la calidad y el precio del bikini. Le dije que seguro que
lo sería y que valía lo que ponía....(el mismo precio para gitanos, moros y castellanos).
Me dijo que no quería “hacer trato” y se
marchó.