Time is not money

Mi horario  en lo que se refiere a la hora de cerrar, es la mayoría de los días flexible, aunque luego siempre voy con el tiempo justo a todas partes. llegada la hora, nunca cierro si hay clientes dentro de la tienda. Una buena venta se puede realizar justo en el último minuto por lo que puede merecer la pena luego ir con la lengua afuera para todas las demás obligaciones.

Tres minutos antes de cerrar, entró en la tienda una señora  con afición a los balnearios, no lo digo porque pareciera no tener prisa, que no la tenía en absoluto, sino porque ella misma me lo contaría después :

-Quiero un bikini sin relleno… ¿Es que este año vienen todos con relleno?

-Buenas tardes,(lo dije sin segundas intenciones) ¡No, que va…!¡Tenemos un montón que no tienen relleno! Por favor, pase por aquí…

Cuando empiezo a enseñarle los bikinis que me pide, la señora se pone a mirar el perchero donde tengo colgados los vestidos playeros.

-Quiero un vestido largo… pero este no me gusta el color…
- Lo tenemos también en azul.
-Pero tampoco me gusta que no lleve mangas…
-Largo y con manga no tenemos ninguno. Lo siento.
-Es que a mí me gusta ir de balnearios, me encanta, me relaja,  y de la piscina al comedor me gusta ir con algo largo.

La señora a la que ya se la veía muy relajada no debía medir más de metro y medio, así que muchos de los que tenemos le podrían quedar largos… pero ella tenía su idea. Aunque no muy clara…

-He visto uno en el escaparate que me encanta…
-¿Con manga? (Todos los que tenemos expuestos juraría que son de tirantes…)
-No, pero tiene unos colores preciosos y es muy alegre.¿Qué vale?
-¡Ah! ya se cual me dice.

 Le saco uno muy estilo hippy con tirantes al cuello y varias capas de faldas.

-¿Es este? Vale 26,95€ ..¿Es precioso verdad?
-Hummmm….25€…¡Este…!¡Este es lo que me gusta! ¡pero no tiene mangas...!

(Valía 26,95 y creí que lo de las mangas ya lo sabía…)

-Lo que pasa es que  al balneario me voy en noviembre y este no me va a tapar los brazos.
(No, claro. Es que es un vestido playero de tirantes…)

Se vuelve a los bikinis descuelga un par y empieza a sacarles defectos.

-Yo  tengo muy poquito pecho y esto me está enorme.
- No se preocupe que le saco una talla menos
-¿¿¿¿Es esta???? ¡Me sigue estando enorme!

Se lo prueba sobre su camisa y de enorme nada, le está muy pequeño de aro.

-¡Además es al cuello, qué horror!
-No, este se puede poner al cuello y “normal”.
-Pero esta braguita no me gusta.
-¿Qué tipo de braguita prefiere?
-Una que me quede bien…
(Evidentemente)
-Esta es muy grande…
-Es una talla 40.


La señora era como un tapón de alberca, por detrás cuadrada y por delante recta y abultada. De una talla 46 no la bajaba nadie.

-No, me refiero a que es “grande de alta”
-Tengo un tipo de braga mas bajita…

Se la saco en una 46:

-En esa no entro yo. (¡Anda…!)
-¿La ve pequeña?
-¡Pequeñísima! ¿Tú no te has fijado en mi culo?

Se vuelve de espaldas y se sube la camisa para que me fije bien…

-Este de sujetador me está grande y de braga pequeño.
-No se preocupe por eso porque este modelo se vende por separado la braga y el sujetador y puede usted escoger el modelo y talla que quiera de cada cosa.
-Pues qué bien… (Dice como desilusionada…¿?)
-¿Y cuanto vale?
-A ver…24,95€ el sujetador más 16,95€ de la braga…son....41,90€ el bikini completo, de la talla y modelo que usted quiera.
-Y el de la braga alta vale lo mismo? (¿Y qué importa si no le gusta?)
-No, con la braga alta vale 7 € más
-Bueno… pues ya lo sé… ya vendré…  he de recoger a mi nieto...sólo estaba matando el tiempo, (pues al mio lo ha matado con alevosía y nocturnidad... ) Y aún con él agonizante cuando llega a la puerta se vuelve y me dice:
-¿Me has dicho que son  40€?
- 41, 95€ las dos cosas, sí.
-total 40 -dijo-. 
Y se fue.




Rabia contenida

Una “cliente” poco habitual -y tan poco-  vino la otra tarde a ver si teníamos algún sujetador 100% algodón de la talla 85b, con aro y que fuera mono. 
No quería el clásico blanco básico que suelen hacer las marcas sino algo más "graciosillo"…
Me preguntó por uno que está en oferta expuesto en uno de los escaparates :

-Queda ese únicamente -le informé- y su composición es  de un 5% de algodón nada más, el resto es polyester  y elastano.

-Es que "la polyester" me va mal…pero es tan mono…

-Si, es muy original y queda fenomenal, pero sólo nos queda el del escaparate y es una talla 95b... 

- Yo tengo una 85.

- Si, es grande.

-Pues no se ve muy grande…¿Me lo puedes sacar?

-¡Claro!, ahora mismo …

Hay personas que no se fían de lo que se les dice y han de asegurarse ellas mismas. Así que a sabiendas de que era grande para ella, se lo saqué de la vitrina y se lo puse en las manos.

-¡Anda sí que es grande!…en el escaparate parecía más pequeño…¿ves? -me dijo devolviéndomelo-, yo “ando detrás” de uno parecido a este… pero de algodón…y sin almohadilla…con los tirantes más anchos…y …
(¿Uno Parecido?)


Le enseñé los que si tenía de su talla y en algodón 95%  ya que el resto de la composición suele ser elastano aunque todo el mundo lo llama lycra, pero sólo en algunos casos es verdaderamente “Lycra”, el elastano marca registrada de Dupont.

-No… así no…Ya me llevé uno y lo tengo en el cajón con la etiqueta y todo porque no me gusta..

-¿Y eso? (quien me manda preguntar)

-No, no me lo vendiste tu…

-¿....?

-Había aquí una chica…

-¡Pero si hace dos años que no trabaja nadie conmigo…!


-¡No puede ser! en marzo hizo 1 año que murió mi padre, y me lo compré un poco antes...

-Claro y en enero próximo hará dos años que tuve que despedir a mi última ayudante, si tenemos en cuenta que estamos en octubre…

-Pues allí lo tengo en el cajón que cada vez que lo veo me da una rabia…!!!!
(Una rabia contenida durante dos años, al parecer…)

-¿Y si te lo traigo?

- A no ser que sea para que sepa qué marca o modelo no le va bien…porque me va a perdonar pero los cambios de artículos tienen un margen de un mes desde la fecha de compra…

-¿Y si tiene una tara?
(¿Quien?)

-Mira que da igual. Si tengo hasta el tique, pero lo que pasa es que un día por otro...un día por otro…



-Pues no sabe cuánto lo siento…

-Los sujetadores no se pasan de moda... Te lo traigo y si no tienes otro que me vaya, me das un vale. Mira  que yo sólo vengo a comprar aquí…
(Pues como clienta no voy a perder  gran cosa)

-Lo siento. De verdad es imposible.

-¡Porque no quieres!…porque tu siendo la dueña puedes  hacer lo que te da la gana.

-Que va... el comercio tiene unas normas y unas leyes de derechos y deberes que igual que amparan al consumidor… 

Ahí estaba argumentando yo en un vano intento de hacer razonar a una mujer que pretendía que le cambiara el último sujetador que me había comprado hacía dos años...

-No me vengas con rollos de normas y legajos…¡que no quieres y punto! Me dijo mientras se iba…

 -Y  punto.


Palabra de Honor

No dejará de asombrarme el argot que usamos cuando salimos de compras,- yo también me incluyo-, aunque a fuerza de sufrir en mis carnes algunas de las frases más usadas, suelo tener mucho cuidado al elegir las palabras cuando me encuentro al otro lado del mostrador, como consumidora. 
Hay formas y maneras de decir las cosas y no por generalizadas pierden peso o significado. Una frase en especial que por propia experiencia sé que jamás se debe usar, es “no vengo a comprar”.
Entrar en una tienda a mirar, está muy bien. Ir de tiendas es algo lúdico  agradable, nos gusta mucho hacerlo, y desde el punto de vista del comerciante y vendedora es algo que deseamos, que necesitamos y agradecemos. El fluir de clientes por nuestros escaparates, por nuestros percheros da vida a cualquier establecimiento y es una señal de que nuestro negocio es tomado en cuenta. Pero como en todo hay que guardar las formas.

Siempre es mejor decir, “vengo a mirar”, o “voy a echar un vistazo” que decir “no vengo a comprar”, porque a un/a dependiente, o vendedor/a sobre todo en aquellos comercios donde gran parte de la mercancía permanece en cajas como las zapaterías, joyerías, corseterías o tiendas de cualquier ramo en el que tengan que mostrar la mercancía no expuesta y tengan que brindar dedicación exclusiva y exhaustiva a la hora de atender… 


Como estábamos a fin de mes y las tardes a primera hora son bastante tranquilas, aproveché para renovar el escaparate pequeño que como es bastante estrecho tengo que hacer ejercicios de contorsionismo para colocar las prendas.
Sonó el timbre de entrada avisándome de la llegada de una cliente, una señora que parecía apresurada y que sin darme tiempo a calzarme me pidió que le enseñara sujetadores de la talla 95b, algo nada complicado pues se trata de una talla de mucha tirada… 
-Me da igual el color… - especificó. 
Me puse a ello y cuando ya le había sacado cinco o seis modelos me dijo: 
-Lo prefiero en negro… 
Diez o doce modelos de color negro sacados de sus cajas más tarde, la señora me explicó:
 -No…si no vengo a comprar…. sólo vengo a mirar... ¡ya vendré otro día con más tranquilidad para probarme! 
Lo de venir con más tranquilidad es otro de los nuevos modismos…es la frase más usada, junto con lo de "no vengo a comprar" o "me lo pensaré", “ir con tranquilidad” no  creo que tenga que ver con el tiempo cronológico, se trata sin duda de un estado mental.

Aún descalza, no me había dado tiempo a reaccionar cuando la señora va y lo remata: 
-Acuérdate de los que me has sacado para cuando venga otra vez, probármelos… 
Por suerte la señora volvió... y “pronto”, el sábado siguiente…no el de esa semana. El siguiente. 
También en esta ocasión llevaba idéntica “prisa” pues por la tarde tenía que asistir a una boda y venía de recoger el vestido de la modista. 
 -Vine la semana pasada a ver unos sujetadores… ¿Me los puedes volver a enseñar?
Una que no tiene la capacidad para recordarlo todo, tuvo que volver a invertir otros veinte minutos –o más– en mostrarle los modelos más probables a la señora, que tampoco se acordaba de cómo eran los que le gustaban. 
-Sí, dígame, de qué tipo eran… 
-Pues normales… 
-Me refiero a si llevaban encaje, o relleno… 
-No, sin nada de eso, “normales”… 
-¿Tiene preferencia por algún color o marca?
-Si, te dije que lo quería negro…la marca me da igual. Que sea bueno… y que sujete bien. Enséñame los que tienes y ya te digo. 

En una tienda de corsetería, sin que tenga que ser muy grande puede haber de media entre 6 y 8 marcas sólo de sujetadores, y el color negro- junto con el visón o piel- es uno de los básicos seguido de lejos por el blanco y después otros colores y estampados, cada marca puede tener cinco o más modelos distintos: con aro, sin aro, de capacidad, reductor, básico, escote profundo, balconet, con relleno, sin relleno , push up, doble push up, sin tirantes, tirantes posicionables… sin contar texturas (satén, encaje, lycra, microfibra, algodón, blonda…) tallas ( 80,85, 90,95,100,105…) ni copas( A,B,C,D,E…)¡y sólo he nombrado alguna de las variables!
Así que el “enséñame los que tengas” es una expresión un tanto vaga que encierra un concepto un tanto amplio.
-Su talla…¿ es una 95b? 
-Si justo… ¡qué buena memoria tienes! 
¡Ojala fuera memoria! No..no es memoria…Es cálculo mental. Tantos años calibrando senos me hacen tener buen ojo para evaluar con acierto el tallaje de mis clientes. Es un gesto de peritaje rápido e inconsciente que a pesar de los muchos años de profesión no se ha convertido-menos mal- en deformación profesional y no voy peritando pechos por el mundo salvo cuando la profesión lo exige. 
Manos a la obra me dispuse y me puse a enseñarle modelos:
Primero los básicos y conforme la cliente veía y descartaba prendas me iba definiendo sus preferencias como si se tratara de un juego de adivinanza: "de blonda no, liso tampoco…mejor con la espalda estrecha…no demasiado estrecha que me saque mollitas…"
Al final decidió probarse unos modelos que parecían acercarse a lo que iba buscando.

Entró en el probador y salió cinco minutos después con el vestido puesto… 
De entre todas las especificaciones la cliente había omitido un pequeño detalle…¡Era un vestido palabra de honor!
Lo que la señora necesitaba era un sujetador sin tirantes. 
-Se me ven los tirantes… 

(Si, de ese y de todos los que se iba a probar…) 

-Yo en “eso“ no había “caído”…¿tienes sujetadores sin tirantes? Pero que sujeten bien.
Le saqué los tres modelos que teníamos en negro sin tirantes. El primero le sentaba de maravilla, y aunque se probó los otros dos ninguno le convenció como el primero.
Al pagar su sujetador la señora se iba de lo más contenta. 
-¡Jo, menos mal! y que rapidito ha sido…

Dependientes new age

Al salir del dentista mi hija y yo decidimos dar una pequeña vuelta por el centro para "despejarnos".
El centro de esta ciudad se está volviendo impersonal, tanto que parece un centro comercial al aire libre pero sin aparcamiento y el que hay de pago y lujo. Las tiendas no, esas ya no son de lujo, son las mismas que cualquier centro comercial de cualquier parte, da igual el que sea, los mismos letreros, las mismas marcas, casi identicos escaparates, la misma ropa  toda, la de unos y otros ,de precaria calidad y efímero diseño, y si lo tiene el primer lavado se lo cambia porque se tuercen las costuras a veces aún más, tal vez la diferencia de la calle con el centro comercial son los locales cerrados y las tiendas de chinos encubiertas… 
-¿Pero no lo son todas? 
-Bueno si, pero cambia la etiqueta…
Si sales a pasear por el semivacío centro ya no son los escaparates iluminados y compuestos los que llaman la atención, sino los otros, los apagados y "decorados" con el letrero de  se alquila o  se vende.
-Anda, mira  han cerrado “Christian” 
-Si hija hace tiempo, ¿cuánto hace que no pasas por aquí?
-No tanto…me da pena porque mi vestido favorito de pequeña era de aquí.
-Si hija y el mío...
Y así cada día abren o cierran  -más de lo segundo que de lo primero- , tiendas de todo ramo y magnitud. Una pena.
Era medio día, la calle estaba tranquila, las tiendas muy sosas, muy vacías de gente recordé que necesitaba algo del super y como faltaba poco para que cerraran (aquí la gran mayoría de las tiendas del centro cierran hasta las cinco) y como se nos caducaba el tique del aparcamiento decidimos ir al centro comercial.

A mitad de semana tampoco había mucho público aparcamos cerca de la entrada sin problemas, aquí es difícil perderse en la diversidad, siempre las mismas tiendas, todas franquicias, todas cadenas, pocos cambios. Al pasar por una de las pocas tiendas “Blanco”, que no han quitado todavía, mi hija adolescente me empujó hacia adentro. Tres jovencísimas dependientas pululaban por allí colgando ropa, ni nos miraron   y mientras mi hija lo tocaba todo yo andaba con las dos manos trabadas en las asas de mi bolso, tal vez para contrarrestar la soltura con que ella desbarataba las prendas para mirarlas y luego dejarlas encima de las mesas, a mi me cuesta asumir  su desorden adolescente, pero parece que en la "nueva era" ir de tiendas es eso, pasarte todo el rato en una macro tienda desbaratando prendas hasta que , por casualidad en una percha que no corresponde, encuentras algo que te llama la atención, (probablemente si estuviera en su sitio ni te fijarías) te lo pruebas y si no te gusta no tienes que molestarte ni en sacarlo del probador, da igual las prendas, la persona que venga después, las dependientes. A mi todo esto me puede, soy de la vieja escuela. 29 años detrás de un mostrador tan distinto de todo esto.
Mientras mi hija rebuscaba no sé el qué, yo me di una vuelta por los percheros a rebosar, busqué para mí un par de camisetas holgadas para estar por casa en plan cómodo, había allí una gran cantidad de “trapos” -casi en sentido literal lo digo- y algunas de las camisetas podían encajarme de precio y forma.
No había nadie más en el local, nosotras dos y las tres muchachas, después de mirar las etiquetas y no teniendo claro la correlación de las tallas que me parecían diminutas, me decidí a preguntar a la dependiente que tenía más cerca. Estaba agachada sobre una caja de cartón llena de más género.

- Hola, por favor ¿Cuál es la talla más grande que tenéis?
Y la chica sin mirarme ni levantar las manos de la caja, con la barbilla señaló al perchero y me dijo:
-La que haya ahí.-Que me sonó a un” búscate la vida”, alto y claro.

Nos fuimos. Poco le importó a ninguna.

Siguiente parada: Zara aquí llevada en volandas por mi hija, casi sin tocar el suelo, entramos hasta el fondo del local a la sección infantil, sin dejarme ver nada más, a tiro hecho a por una camiseta  a la que mi hija le tenía ganas. 
La buscamos entre las perchas, pero justo la talla 13-14 -que usa mi hija-, no estaba. En color blanco no. Sólo las había en colores fosforitos de los que no soy nada forofa, salvo para mi hijo pequeño al que, según donde vayamos, tiendo a ponerle camisetas llamativas para que no se me pierda de vista.
A pesar de que la sección infantil de Zara era el doble de grande que la tienda en la que acabábamos de estar, aquí sólo había dos dependientas, muy monas y sonrientes. Como clientes  había dos o tres madres pululando por allí y un par de niños.  Me separé de mi hija para mirar los bañadores mientras ella se afanaba en buscar la camiseta en blanco sin resultado así que se fue a preguntar a una de la dependientas.
La otra, dobla que te dobla, la tenía yo cerca, lo suficiente para oír su respuesta cuando su compañera le preguntó por la camiseta de mi hija.

-¿Sabes si queda dentro esta camiseta en blanco? "Aquí"-dijo señalando a una pequeña tablet que llevaba colgada del cuello- pone que sí, que queda una, pero yo por aquí no la veo…
-No lo sé pero yo para una sola camiseta no “me meto”. Paso tía.

Me dieron ganas de preguntarle  que  de cuánto debía ser el pedido mínimo de camisetas para que se moviera…pero la otra chica más “ardilosa” se encaminó al almacén que estaba justo al lado y en menos de tres minutos salió con la camiseta que iluminó la sonrisa de mi hija y borró la escena de mi mente. Pagamos poco más de siete euros y nos fuimos.
Doy por sentado que son tiendas de ropa asequible, ropa que dura poco más que un par de lavados con centrifugado corto y que la calidad se paga, pero…¿La humana también? Ya no importa cómo te traten en esas tiendas, las dependientas no son la tienda, la gente va a volver, entre otras cosas porque no quedaran otras tiendas.Es lo que hay.