Del armario de la Nancy al ataúd de Draculaura


No hace tanto nuestras madres no nos dejaban salir a la calle si no íbamos “decorosamente” vestidas, ahora las niñas salen a la calle decoradas, llenas de tatuajes, piercing y abalorios y trapajos que mal cuelgan de sus hombros y pantalones que si los dejaran solos se quedarían de pié y luego saldrían corriendo hacia la lavadora, todas clónicas de la cantante de turno, todas además pensando que son originales  adoptando un estilo ajeno y una estética colectiva, una estética que consiste en enseñar la tetica,  las lorzas y la celulitis.



De acuerdo que  lo de decoro suena a antiguo a rancio y no pretende ser este blog un manual de buenas maneras  al estilo  “ EL Manual de urbanidad y buenas costumbres” de Manuel Antonio Carreño.
Aquel era  un texto clásico de 1853 sobre etiqueta y buenas maneras considerado como la guía básica de las buenas costumbres y aunque algunas de las normas de urbanidad que recomienda están hoy en día obsoletas, muchas siguen vigentes y otras se están volviendo a retomar y no estaría mal actualizarlo y que todos le diéramos un buen repaso y algún@s incluso descubrieran de qué trata.

Soy de la opinión de que la  estética tiene mucho que ver con la educación y también con la sensibilidad y una y otra están cambiando, por ejemplo antes se jugaba con Barbies, Nancys y armarios de Nenuco y hoy las niñas juegan con “mounstruas”, vampiras, zombies y ataúdes.
Y así irán creciendo con otros gustos y otros valores y dará igual porque también los mayores  -entre otras muchas cosas- se han dejado en la cuneta el sentido del buen gusto y de la estética, y por dejadez o por conveniencia, hemos dejado de tener cuidado (que no de cuidar) nuestra imagen en un momento donde la imagen lo es todo.



A estas alturas cabe preguntarse a qué me refiero o qué identifico con estética y buen gusto.
Creo que es algo atemporal, una manera de vivir, no tienen que ver con tendencias, porque caben todas las tendencias, ni con estilos personales, porque engloba cualquier estilo siempre que sea eso: personal, para mi estilo, estética, buen gusto, educación y sensibilidad va englobado en una palabra: armonía.

Sorolla Valencia 1909


A veces lo que es cómodo para uno incomoda a los que lo ven.

¿En moda vale todo?

Creo que no. 

Cualquier cosa si me gusta o me resulta cómodo me lo pongo aunque ni me siente bien ni me favorezca, más que nunca hemos actualizado el "ande yo caliente (o fresquito) ríase la gente".
Este año todo son sandalias descubiertas o chanclas y a poco que nos fijemos tenemos la calle inundada de pies  con dedos deformes, uñas podridas o mal cuidadas. No me vale como justificación las tendencias ni la moda, ni tampoco es excusa de lo cómodas que resultan, pues perdone pero a mí me incomoda bastante la visión de esos pies.

En líneas generales y a pesar de la crisis gastamos más que nunca en potingues, cremas, ropa y perifollos (porque algunos complementos no son tales sino perifollos) y vamos peor arreglados y vestidos  que nunca, por dentro y por fuera. 

Por ejemplo: me paso la vida vendiendo bragas para que no se trasparenten, ni se marquen, ni se noten y luego sales a la calle y cualquier terracita o restaurante y hasta oficina están repletas de mujeres a las que se les asoma el tanga, que dicho así puede resultar sexy (hortera siempre) tal vez en una teenager pues según y cómo... y que conste que no estoy en  contra del tanga, ni en la playa, siempre que se use -cuando es interior- bajo la ropa para evitar marcas o transparencias,las hay super sexys pero sin que se noten! y en la playa algunas son monísimas pero por favor en un cuerpo proporcionado, porque hay culos que son una monada y culos que son un horror y ofenden a la vista y arrugan la nariz del que lo tiene delante y por estética (y tal vez por vergüenza, sino propia ajena) hay cosas que deberíamos guardar para la intimidad y algunas hasta sería mejor dejarlas para la soledad de nuestros espejos. 

 En el probador cada venta de un bikini es como superar un examen –algunos suspenden y otras veces es para nota-. Las exigencias son tan legítimas como rigurosas, los requisitos que se les pide a las prendas son tantos  que hace que la venta de bañadores y bikinis sea un trabajo minucioso y agotador...Pero es que Luego vas a la playa o al paseo marítimo y parece como si desembarcaras en la isla del doctor Moreau!.

¿Qué está sucediendo? 
¿No nos miramos al espejo?
¿Se ha perdido el sentido del ridículo…o el sentido común?