Truco o trato

Hemos tenido que esperar a Julio para que las ventas volvieran a normalizarse, los últimos meses estaban tan ralentizadas que casi he tenido que hacer inventario para no olvidar las tallas y modelos que tenía en las estaterías en cuanto a sujetadores se refiere, que es -con diferencia- lo más complicado de vender, porque el ordenador está muy bien para localizar una talla, pero el verdadero truco para poder vender corsetería es memorizar los modelos y conocerlos bien para poder dar a cada clienta el que de verdad le vaya a sentar bien y aunque las tallas son importantes aún lo es más el saber cada detalle: si tienen varillas laterales, por ejemplo, o el número de corchetes con que cierran o la altura exacta del escote o la espaldilla, o hasta la forma de pecho que hace cada modelo, porque cada vez las mujeres tenemos más claro qué queremos ponernos exactamente debajo de cada ropa y el efecto que queremos conseguir con la prenda que nos pongamos: pechos más redondeados o separados o juntos o altos o bajos, sisas más o menos escotadas y espaldillas que recojan “mollitas” de diferentes calibres.

Ayuda mucho saberte los colores y hasta los tonos, porque no es lo mismo un visón que un argile o un rata o un color piel (que además cambia según la marca) que un arena o un maquillaje…y lo dejo aquí para no extenderme demasiado.

Bueno, pues lo dicho, que por mor de las rebajas las ventas se han espabilado y con ellas nuestras espabiladas Pititas y las temibles Pitirritantes han vuelto si cabe, con más fuerza.

A las dos semanas de que empezaran las rebajas  volvió a visitarnos una de nuestras asiduas "visitantes" a la que he estado viendo revolotear alrededor del estampado floral de un vestido desde que comenzara la temporada de primavera–verano y varias veces desde que el día primero de julio empezaran las rebajas a preguntarme siempre lo mismo:
-Has puesto ya las rebajas?( la primera vez que me formuló la pregunta fue en el mes de mayo)

Cuando por fin el primer día de julio consiguió la “respuesta acertada” se aproximó reticente a su codiciado playero y –como era de esperar- le pareció que el descuento era insuficiente

-¿Sólo le haces un 20%?¿Eso qué rebaja es?
-….
 
(Aquí es donde la miro con cara insulsa y sonrío sin que se me note que me estoy mordiendo la lengua)

Como quiera que el vestido en cuestión ha ido y venido en dos ocasiones y entre medias hice una repetición, cuando la Pitita que nos ocupa calculó que andaría por la segunda rebaja volvió a asomar por la puerta…

-¿Has empezado ya con el 50 por ciento?
-Buenos, días.  
Si, tenemos muchas cosas a mitad de precio, sujetadores, braguitas… bikinis de la temporada anterior…

-¿No. E
l vestido. El de las flores lilas... “a cómo lo tienes” ahora?

Por un momento me ha recordado cuando en la pescadería se  produce la misma conversación entre la señora que me precede y el pescadero hablando de las sardinas o de los jureles…

Salgo del mostrador hacia el perchero donde se encuentran colgados los vestidos playeros y me corta el paso adelantándose y casi arrancándolo del perchero me lo agita delante como una bandera y lo tira encima del mostrador.

La etiqueta claramente dice el precio anterior y el actual con la rebaja del 20% pero yo -como ella- le hago caso omiso a la etiqueta y con gran concentración me pongo a meter el código en el ordenador despacito, como si me costara teclear y voy leyendo en voz alta...

-Antes :37,45€ , ahora …
-A ver…(dice ella impaciente, 
con el habitual tono de estas conversaciones que suena a reto)
-Ahora...¡ 29,95€! Se queda muy bien de precio...
-¡Ya estamos…! ¡Así no hay manera de hacer tratos contigo!¿Cuánto le has quitado esta vez?
-(Lo mismo que la semana anterior y que la otra) Tiene una rebaja del 20 %
-¿Todavíaaaaa? ¡Vamos...vamos…! ¡Esto ya tenía que estar por lo menos, por lo menos... a mitad de precio…!
Y mientras se produce el tira y afloja unidireccional, se prueba el vestido encima de su camiseta y su pantalón enfrente de un espejo de cuerpo entero, porque el probador está ocupado…
-Pues no, lo siento…
-¡Venga ya…! Si no se lo han llevado ya es que no se lo van a llevar…
-Bueno, aún queda mucho verano…
 (No me escucha)

-Ya tenías que ponerlo al 50%, porque por ese precio no lo vas a vender…
(Estamos hablando de 29,95€ en un vestido de algodón y viscosa de una marca reconocida)

-Si lo que busca es algo a mitad de precio…tenemos unos vestidos de la temporada pasada…
-Esos no me gustan.
-Pues, si que lo siento…
A esta Pitirritante recalcitrante, aún le falta por sacar lo mejor de si misma…

Frente al espejo, con el vestido sobre su ropa mueve los hombros y se tira de la sisa…

-Mira, además no queda bien…Y le propina unos buenos tirones a la pobre prenda que me hacen disimular un suspiro...
-Tiene como la costura rara…esta me tira más que la otra…

Me voy para ella y pidiéndole permiso le paso los dedos por encima de la costura por debajo de la axila la miro al detalle y no veo nada mal cosido, ni siquiera un hilo suelto, pero efectivamente una sisa le quedaba rara, como más corta…

Al mirarla por detrás me percato de un detalle…

Con suavidad le pongo las manos en ambos hombros y en uno lleva una hombrera bastante esponjosa y en cambio en el otro hombro…no.

-Si…, es que tengo un hombro más alto que otro y así lo disimulo…(explicación no pedida…culpabilidad manifiesta)

-Anda, pues es un truco muy bueno…-acierto a decir-.
- A lo mejor por eso la sisa queda rara…- me dice ahora, como quien se acaba de caer del guindo.
-Si, era eso…ahora lo entiendo…
-Pero me la tenías que poner más barata porque le voy a tener que poner la hombrera y estas hombreras salen muy caras porque son forradas.
(¿Cuánto, tres euros el par?¿Y yo qué culpa tengo de que la mujer no tenga los hombros parejos?)

En esto sale del probador la clienta que hacía un buen rato se estaba probando bikinis, una Pochola de toda la vida que, concentrada en hombros hombreras y regateos casi he olvidado que había entrado al probador, menos mal que se que le gusta tomarse su tiempo y que la deje a su aire...
Al salir se queda mirando a la del vestido de arriba abajo…
 -Es precioso...y queda monísimo
Estoy segura de que lo dijo para echarme un capote porque la pobre parecía un espantapájaros  con el vestido de flores encima del pantalón y de la camisa
-¿Te queda otro?
-No, sólo queda ese... 
-Pues me espero y me lo pruebo, no tengo prisa...


Mientras la del vestido se lo quitaba nerviosa insistía:
-No, si me lo voy a quedar pero tenías que dejármelo mas barato, ya has visto que no me quedaba bien…

Se saca el vestido por los pies, arrugado hecho un guiñapo me lo tiende.
Le cojo el vestido, le doy la vuelta despacio para ponerlo del derecho, no quiero mirar a la otra clienta porque siento cómo me mira atónita.
La Pochola, convertida en mi aliada,-de la que ya no me cabe duda que ha estado escuchando toda la conversación- presiona:
-¿A como sale ahora ese vestido?
-Muy caro -dice la Pitirritante…
-A 29,95€. Tiene un 20% de descuento, le contesto yo.
-¡Uy caro, dice! ¿Te lo vas a llevar?
-Qué remedio…
-¿En efectivo o con tarjeta?
-¡Pues es una pena que no te quede otro! ¡Si lo llego a ver antes…!

En silencio y mohína al final la primera cliente se marcha con “su vestido” y “mi precio” y procedo a cobrarle a mi Pochola los bikinis que me indica. La suya ha sido una venta, como de costumbre, fácil ágil y sin contratiempos. 

Al devolverle el cambio me dice como pensando en voz alta:

-No me explico el aguante que tenéis.




3 comentarios:

  1. Uy, me parece que esto ya lo he vivido antes. Será un déjà vu. Me encanta!! Un beso. :)

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  2. Seguro que entre las dos podríamos escribir un tratado sobre ventas: usos y costumbres colosal, vamos que sólo con venderlo al peso ya nos valdría! Un besazo.

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  3. Me encanta el blog!! Lo descubri hace unos meses y lo lei de principio a fin. Las situaciones que describis son tal cual, donde sea. Laura de Argentina,

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