Regalar a la pareja

Cuando el cliente es un hombre.

Primero me referiré al cliente majo, el que viene a comprar o a preguntar por algún artículo con el propósito de regalarlo...¿Es que pueden venir con algún otro propósito...? -Os preguntaréis-, pues ya lo creo que si! (pero eso será capítulo aparte)
De los que vienen a comprar, algunos se dejan aconsejar (tanto que a veces llaman por teléfono para pedirme que escoja algo para su mujer y mas tarde pasan a buscarlo) y otros tienen las ideas muy claras, saben lo que quieren y cómo lo quieren, se lo "suministras" y punto, dando como resultado una impecable y dinámica transacción comercial. 
Sea como sea la mayoría de las veces con los hombres la venta se produce sin problemas. 
Luego la post-venta es otra cosa, -me refiero a las devoluciones o cambios etc-...

Hay clientes más o menos vergonzosos, con más o menos desparpajo, que se desenvuelven mejor o peor con las tallas, las copas o los modelos; unos vienen informados y otros recurren a las comparaciones de las que ya hablé en otro post.
En general la venta se produce sin tiranteces ni incomodidades por ninguna de las dos partes ya que la empatía en estos casos obra milagros y no hay nada como ponerte en el lugar del comprador y que perciba que lo entiendes y que entiendes que para él no es fácil,  para que no tarde en relajarse.
En general los hombres aunque cada día compran con mayor seguridad , muchos aún se conducen a la hora de elegir un regalo para una mujer, como si se encontraran muy desorientados, como perdidos, como si les costara "triangular" entre lo que les gusta, lo que le gustaría a su pareja y lo que realmente le quedaría bien.
Si alguien inventara un Gps que indicara cómo llegar al regalo adecuado seguro que se forraba .


El despistado


A lo largo de los años en muchas ocasiones ha sucedido que algún  caballero viene a comprar para regalar dos conjuntos de ropa interior de dos tallas muy diferentes, de dos estilos muy distintos y luego a la hora de entregarlos se hace un lío y  tengo que enfrentarme a la ira de una mujer conocida (cliente habitual) que no entiende cómo he estado tan desatinada al venderle a su marido semejante conjunto sabiendo que ella los usa específicamente de una marca y de un estilo muy concreto y encima se lo he vendido dos o tres tallas menos de arriba y de abajo…
 Si la cliente está totalmente ignorante del engaño de su marido, normalmente esas situaciones se neutralizan rápido, tras pedirle mil disculpas por la torpeza, o recurrir a la mentira piadosa de que ese día yo no estaba y su marido fue atendido por alguien nuevo que no le conocía.
Poco después y sin mucha demora suele venir la otra mujer obsequiada, que son las que me suelen provocar verdaderos sobresaltos y sorpresas, -el sexo desde luego promueve extraños compañeros de cama-…y aún es más chocante cuando lejos de ser extraños para mi, son personas conocidas  o entre ellos muy cercanas.
Algunas veces te pillan por sorpresa y entonces tienes que recurrir a toda la profesionalidad de la que dispongas para que la situación no termine por enrarecerse o degenerar.
Una vez incluso tuvimos simultáneamente que atender a las dos mujeres que conocidas entre si, se ayudaron una a la otra con opiniones y consejos de cual modelo escoger, o por qué artículo descambiar el fiasco de regalo recibido...del hombre que compartían. 
Curiosamente de las mujeres que tomamos parte en esa anécdota, dos participábamos del secreto pero allí la única que estaba apurada, nerviosa e incómoda era yo!

1 comentario:

  1. ¡Mercedes, no conocía tu blog¡ me encanta por su frescura, vitalidad... es divertido y me lo he pasado genial leyendo algunas de tus entradas. :)

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